Al anochecer la línea 733 es más que un autobús, para algunos es el momento de la siesta

 

En su mayoría las caras son largas y de sueño, señal de un largo día de trabajo, estudio o simplemente de diversión, lo cierto es que algunos de los pasajeros de la Ruta 733 que toman el autobús a las 9 de la noche para ir rumbo a Santa Mónica, caen rendidos en los asientos.

Aunque en el autobús de Metro Rapid al que le caben unas 54 personas sentadas y otras 18 paradas no se llena en la estación, es engañoso porque en menos de 10 minutos, una vez que cruza el centro de Los Ángeles y llega al bulevar Venice, las personas ya tienen que viajar haciendo equilibrio paradas, mientras que algunos pasajeros se arrullan de un lado a otro, cabeceando, bostezando o de plano dormidos.

Este fue el caso de Juan Carlos, trabajador de un estacionamiento en el centro de LA y quien, cuando subió al camión, me dijo que su destino era Venice y Broadway, pero cuando se dio cuenta ya estaba en Venice y La Brea. A lo que prácticamente saltó de su asiento y pidió en español que el autobús se detuviera.

Anteriormente, Carlos mencionó que ya lleva tres años tomando el autobús y nunca había tenido ningún problema. Agregó que le parecía muy conveniente que el servicio de la Ruta 733 que termina a las 11 p.m. lo siga la línea Ruta 33 toda la noche porque en ocasiones tiene que trabajar tiempo extra y sale hasta las 12 o 1 de la mañana.

En el caso de Brenda Martínez, ella vive en el Centro de la ciudad, pero va a recoger a su esposo que trabaja en un hotel de Santa Mónica. Ella dijo no utilizar diario la línea, pero siempre que lo ha hecho el autobús pasa a tiempo y está limpio.

Jimmy, el conductor indicó que las horas de más pasaje es durante las horas pico, entre 4 y 7 de la tarde, cuando la gente sale de trabajar, sin embargo, el servicio de la noche siempre está congestionado, particularmente como a las 10 u 11, aunque en la madrugada, cuando la línea 33 viaja en lugar de la 733, siempre hay gente esperando el autobús en las paradas.

Scott Page, gerente de operaciones de Metro indicó que la ruta 733 es una de las más ocupadas de todo el sistema ya que diariamente abordan el autobús un promedio de 13,500 personas sin incluir los mil que abordan la línea 33 de 11 de la noche a 5 de la mañana.

Un trabajador de intendencia de Metro, quien diariamente limpia los andenes de las paradas en Unión Station indicó que diario hay gente esperando la ruta 733 o 33 en horas de la noche. “Siempre veo como unas 15 personas ya como a las 11:30 p.m.”, subrayó el joven, quien prefirió no revelar su nombre.

La ruta sale cada 15 minutos desde la estación Unión Station en el centro de la ciudad y corre a través de bulevar Venice pasando por el oeste de Los Ángeles, la ciudad de Culver City y finalmente Santa Mónica, donde termina su recorrido a las 11 p.m. para ser desplazado por la línea 33.

La mayor parte del pasaje sube al cruzar el centro de la ciudad y van bajando ya sea en el oeste de Los Ángeles, en Culver City o a la entrada de Santa Mónica ya que al final, en las avenidas Ocean y Arizona, el autobús vuelve a quedar tan solo como empezó.

Por otro lado, la última corrida de la ruta 733 que sale de Santa Mónica poco después de las 10 de la noche, también es de mucha utilidad ya que muchos de los pasajeros, de igual forma, regresan de su trabajo y para muchos, el autobús es su única opción.

Mario vive en Culver City, pero diariamente va a trabajar a un restaurante de Malibu. A él ya le quitaron un auto por manejar sin licencia así que la Ruta 733 le salvó su empleo porque indicó que si hubiera faltado dos días seguidos su empleador lo quita del horario.

“No sabía que llegaba hasta Santa Mónica, de lo contrario lo hubiera tomado desde hace mucho y me hubiera salvado un auto”, expresó el guatemalteco de 23 años y quien aborda el autobús en la avenida Cadillac y Venice para viajar hasta la terminal oeste y luego espera su ‘raite’ para llegar a su trabajo y viceversa.

Al final del recorrido ya sea para llegar a Los Ángeles o Santa Mónica, varios de los pasajeros que en un punto cabeceaban o tomaban una siesta por minutos terminaron bajándose, aparentemente en su parada normal, mientras que algunos desamparados que viajaron todo el tiempo durmiendo y a sus anchas, parecían no estar satisfechos con el recorrido y querían viajar otra vez.

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