Raúl Gómez, nuevo supervisor del centro de copiado de Metro

Cada seis meses, durante junio y julio, el centro de copiado de Metro debe llevar a cabo una tarea titánica: sacar tres millones de copias de los horarios y rutas de los autobuses de la agencia.

“Es un trabajo muy pesado y de mucha responsabilidad. En esos meses no paramos, pero lo hacemos con gusto porque sabemos que esa información es muy útil para los pasajeros”, dice Raúl Gómez, quien desde el pasado 15 de agosto es el nuevo supervisor del centro de copiado de Metro.

Gomez dice estar feliz con su nuevo puesto, pese a los retos que implica. “Me siento muy agradecido de que me hayan dado esta promoción porque es un reconocimiento a mi trabajo, aunque ahora tengo más responsabilidades”, asegura.

Además de estar a cargo de las cinco personas que laboran en el centro de copiado, Gómez tiene que supervisar el funcionamiento del equipo con que trabajan. Éste incluye siete máquinas fotocopiadoras y otras siete que llevan a cabo diferentes funciones como sacar copias de planos arquitectónicos y de ingeniería, laminar hojas y doblarlas.

El nuevo supervisor precisa que Metro no compra este equipo, solamente lo renta porque es muy caro y la tecnología cambia constantemente. “Cada dos o tres años sacan algo que es más rápido y eficiente, por eso nosotros sólo rentamos las máquinas por cinco años”, explica.

Gómez agrega que justamente en estos días se vence el plazo de renta del equipo de copiado, por lo que ha estado muy ocupado analizando cuáles son las mejores opciones para reemplazar las máquinas. “Yo tengo que hacer una lista con las recomendaciones del equipo que yo creo es el mejor para nosotros. Pero la decisión final depende de la Junta de Directores de Metro”, indica.

De hablar pausado y de carácter sencillo y afable, Gómez dice que empezó a aprender todo lo relacionado con fotocopiadoras desde hace más de 20 años, cuando entró a trabajar a una tienda Kinkos.

En ese entonces era un joven estudiante de sólo 17 años y sus sueños eran convertirse en un agente del orden. Con esa meta, entró a la Academia de Policía de Río Hondo, de donde se graduó con la meta de estudiar después Justicia Criminal.

“Por diferentes circunstancias no pude terminar mis estudios, eso sí, siempre he trabajado y le he echado muchas ganas”, asegura.

En 2004 se le presentó la oportunidad de trabajar en Metro justamente en el centro de copiado. “Entré como operador de las máquinas, a los dos años me dieron el puesto de encargado del turno de la noche y desde hace poco más de un mes soy el nuevo supervisor”, manifiesta con tono de satisfacción.

Según Raúl, su entrega al trabajo es algo que heredó de su padre. “Desde que éramos muy chicos, mi papá nos llevaba a mi hermano y a mí a que le ayudáramos porque tenía un pequeño negocio de plomería. En esa época yo no entendía por qué nos obligaba a trabajar, pero ahora me doy cuenta que nos hizo un bien porque nos inculcó ese hábito”, dice.

Raúl nació en Los Ángeles y sus padres son de origen mexicano. “Mi papá nació en Gómez Palacio, Durango y mi mamá es de Jocotepec, Jalisco. Los dos llegaron muy jóvenes a Estados Unidos y aquí se conocieron y se casaron. Tuvieron tres hijos y yo soy el de enmedio. Tengo un hermano mayor y una hermana menor. Mis papás se divorciaron, pero siguen muy activos. Los dos trabajan en el área de limpieza. Mi mamá en el Distrito Escolar de Pomona y mi papá en el Distrito Escolar de Los Ángeles”.

Sobre sus planes, dice que le gustaría hacer carrera en Metro.

“Hasta hace unos años todavía tenía la ilusión de ser policía, pero creo que ya es demasiado tarde para eso. Ahora quiero seguir echándole ganas al trabajo en Metro y buscar más promociones en otras áreas. Por eso me gustaría regresar a la escuela y terminar la licenciatura en Justicia Criminal”, precisa.

Además de su trabajo, el principal interés de Gómez es su familia. “Tengo dos hijos, de 20 y 4 años y quiero lo mejor para ellos: que estudien, que trabajen, que estén siempre cerca de la familia y sean personas de bien, ése es mi mayor deseo”, subraya.