El transporte eficaz no tiene que ser necesariamente atractivo

Las estaciones de trenes en Tokyo son sumamente diversas. Un reciente artículo de la revista Forbes indica que por algunas de ellas, como Shinjuku, transitan dos tercios de los pasajeros que tiene todo el sistema de trenes subterráneos de Nueva York. Otras son sumamente complejas pues las comparten Varias compañías de trenes, tanto públicas como privadas.

La mayoría de las estaciones, especialmente entre Tokyo y Osaka, son lucrativas. Sin embargo, ninguna de ellas es atractiva.

Shinjuku, por ejemplo, ni siquiera es agradable de acuerdo con los estándares modernistas de Japón, como pueden apreciar en la foto superior.

En otros países como España, que es el líder mundial en proyectos de trenes subterráneos eficientes y baratos, tampoco se gastan mucho dinero en estaciones lujosas o con gran diseño arquitectónico. El experto en el tema Manuel Melis Maynar considera que “el diseño se debe enfocar en las necesidades de los usuarios, más que en la belleza arquitectónica”.

En Estados Unidos, sin embargo, parece que esta regla no les importa, como lo demuestra la estación World Trade Center PATH en Nueva York. Esta obra, construida paradójicamente por el español Santiago Calatrava, semeja un enorme pájaro y su costo sobrepasó los 3,800 millones de dólares.

Esto nos lleva a reflexionar que si Estados Unidos desea ampliar su red de transporte público, de ahora en adelante será necesario que las autoridades piensen dos veces antes de gastar esas cantidades pues, de lo contrario, ningún subsidio será suficiente.