Desde muy joven, Jacob López sintió que su vocación era velar por la seguridad pública, por lo que apenas terminó la preparatoria decidió entrar al ejército.

“Algo muy dentro de mí me decía que mi misión era tener un trabajo en el que pudiera proteger a los demás, así que decidí entrar a los marines en 1979, cuando sólo tenía 17 años”, recuerda López, quien ahora se desempeña como teniente en la oficina encargada de la seguridad de Metro, que depende del Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles.

En este puesto, que ocupa desde 2004, López –un hombre alto y atlético- asegura que se siente como pez en el agua pues sus responsabilidades son justamente proteger la seguridad de los usuarios, de los empleados y de las instalaciones de Metro, la segunda agencia de transporte más grande de la nación.

Aunque en los últimos meses ha habido dos casos de apuñalamiento en los trenes de Metro, López subraya que en general el sistema de transporte público en Los Ángeles es muy seguro. “Desafortunadamente a veces ocurren crímenes, pero si se toma en cuenta que cada año hay millones de abordajes, las cifras de delitos son muy bajas”.

Para llevar a cabo su tarea, López dice que los agentes del orden reciben un entrenamiento intensivo que incluye conocer las políticas de Metro y saber cómo manejar las situaciones cuando se presenta un incidente de violencia o de riesgo. “Lo más importante que tenemos que hacer es proteger la integridad física de las personas, hacer todo lo que esté a nuestro alcance para controlar las cosas y que todo vuelva a la calma lo antes posible”.

En términos generales, afirma que la mayoría de los problemas que se presentan en el sistema de Metro están relacionados con delitos menores, como vandalismo en los trenes y autobuses y pasajeros que se comportan indebidamente porque consumieron droga o alcohol.

A su juicio, las principales cualidades que se necesitan para ser un buen agente del orden son: saber trabajar en equipo, conocer la naturaleza humana y tratar a los demás con dignidad y respeto. “Uno tiene que estar consciente en todo momento que es un servidor público”, manifiesta. Agrega que, desde luego, se necesita también tener valor para enfrentarse a situaciones de peligro y aprender a dominar el temor. “Es natural que a veces uno sienta miedo, pero la clave en saberlo manejar para que actúe a favor de uno, no en contra”, explica.

López precisa que entró a trabajar a Metro en 1999 como agente de seguridad y que, desde el principio, el trabajo se le facilitó por el entrenamiento que recibió en el ejército. “Ahí aprendí lo que es la integridad, el compromiso, el valor y, sobre todo, la importancia de respetar a los demás sin importar quiénes son o de dónde vienen”, manifiesta.

El teniente cuenta que nació en Los Ángeles y creció en la ciudad de Alhambra. Su familia es del Área del Sur de la Bahía y es el mayor de cinco hijos. “Tengo dos hermanas y dos hermanos, el menor también está en el ejército y tiene ya 23 años de servicio militar”, dice orgulloso.

Cuando no está en el trabajo a López le encanta ir de pesca, sobre todo en los parques públicos como Yosemite. Añade que también le encanta hacer ejercicio, sobre todo correr e ir de excursión. “En general me gustan mucho todos los deportes, especialmente sin son al aire libre”, indica.

Siempre que puede, agrega, le gusta convivir con su familia, con la que comparte el interés por mantenerse en buena condición física. “Mi esposa es dietista registrada, así que siempre comemos alimentos muy sanos y mi hija tiene 21 años y está por graduarse de terapeuta física. A los tres nos gusta cuidarnos”, dice con una amplia sonrisa.

López dice que una de sus metas profesionales es terminar sus estudios de Negocios y dedicarse más tiempo a hacer trabajo voluntario, sobre todo para ayudar a jovencitos que necesitan orientación para salir adelante.

“Con la experiencia que tengo creo que puedo hacer algo para enderezar sus vidas”, afirma Jacob, quien pertenece a la Marine Corps Association y a varios clubes de boy scouts.