Por Kim Upton
En un reciente viaje a Berlín, me abstuve de usar el auto y opté por comprar pases de un día en 7 euros (alrededor de $9) para viajar en el sistema de trenes U-Bahn (subterráneo), S-Bahn (sobre la superficie) y el autobús. Rara vez me confundí, llegué siempre a tiempo y ahorré una gran cantidad de dinero. El dinero fue parte de un buen recordatorio de lo caro que es manejar en todos lados. Aun cuando los californianos tenemos grandes razones para quejarnos, en Berlín los precios de la gasolina son más del doble de lo que cuestan en L.A.
La facilidad y frecuencia del transporte público tiene mucho que ver con la madurez del sistema, que se empezó a construir a principios de 1900. Sólo piensen cómo lucirá el sistema de L.A. de aquí a cien años.
Entre los factores que contribuyen a la facilidad para viajar:
– Actualizaciones constantes. Como lo demuestran los estudios, los viajeros seguros son viajeros felices. Las actualizaciones constantes sobre horarios de llegadas en los tableros electrónicos de las estaciones del S-Bahn y del U-Bahn , y en la mayoría de las paradas de autobuses, hacen que el tiempo de espera sea más confortable, aun cuando éste sea de 20 minutos.
– Nombres. Los nombres de las estaciones en Berlin tienden a ser utilitarios y prácticos. ¿Quiere ir al zoológico? Entonces bájese en Zoologischer Garten. ¿Va al Estadio Olímpico? Entonces diríjase hacia Olympiastadion. La simplicidad en los nombres promueve la claridad.
– Limpieza. Había por lo menos una tienda de refrigerios (en la que se vende cerveza, por supuesto) en cada una de las docenas de estaciones por las que pasé. Mucha gente llevaba comida y bebidas, pero muy rara vez ví basura en los trenes o en las estaciones.
– Mapas y señales. Los vagones de trenes tienen en su interior un letrero electrónico que marca la “siguiente estación”. También tienen mapas muy detallados para leerse de prisa, pero las estaciones de trenes tienen mapas mucho más grandes y los subterráneos tienen letreros en pedestales con la lista de las estaciones en el orden en que aparecen en la línea. Esto facilita determinar qué tren debes abordar (de qué lado) y contar el número de estaciones que quedan para llegar a tu destino. También hay letreros con el signo SOS para pedir ayuda y cuando hay más de un tren en la misma vía, un letrero te explica hacia dónde va.
– El sistema de honor. Los trenes de Berlín operan sin torniquetes. Y como en L.A., los controladores verifican que los pasajeros hayan comprado sus boletos y dan multas a los que no lo hicieron. Los boletos se compran fácilmente con efectivo o tarjetas de crédito en máquinas instaladas en todas las plataformas de trenes y en las estaciones de los subterráneos. Las máquinas tienen instrucciones en varios idiomas y son fáciles de seguir, aunque toma un par de intentos entender cómo funciona el sistema. Los boletos se venden por zonas, pero como no hay torniquetes, el sistema es demasiado dependiente de la honestidad del público.
– Compras. Algunas estaciones — como la Central, por ejemplo — son realmente destinos pues tienen muchos restaurantes y centros de compras de varios niveles.
– Viajar con otras personas. El transporte público es como una fiesta. Si gente como tú viaja contigo, eso te hace sentir más cómodo. Después de salir de la Deutsche Oper (ópera) a las 11 p.m., fue muy confortable ver a docenas de otros amantes de la música abordar el U-Bahn de regreso a casa.
– Aun los sistemas maduros tienen construcción. Actualmente hay grúas y construcción a la mitad de Unter den Linden, el hermoso boulevar que se extiende al este desde Brandenburg Gate. La construcción es para completar una extensión de la línea U-Bahn … una extensión que estuvo estancada una década for falta de fondos. ¿Les suena familiar?
– El transporte público como guía de turistas. Debido a que el S-Bahn corre principalmente sobre la superficie, resulta ideal para ver la ciudad desde la comodidad de un asiento de tren. La siguiente vez que tenga visitas, voy a comprarles una tarjeta TAP, les voy a dar un mapa y los voy a dejar en la Línea Naranja.
– Ayuda. No sólo había pasajeros capaces de ofrecer ayuda, también había voluntarios. Fue un buen recordatorio de que debemos de ser generosos con los viajeros que nos acompañan en el sistema de Metro y tomar unos minutos para ayudarles cuando pregunten cómo llegar a la playa desde Union Station, que es una de las preguntas más comunes. Antes de visitar Berlin, vagamente mencionaba Big Blue Bus cuando me preguntaban cómo ir a la playa. Después de Berlín, sacaré mi iPhone para consultar el Planificador de Viajes de Metro. Porque una buena orientación merece otra.
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