La Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, un fiasco del que nadie quiere responsabilizarse

Once de las 20 estaciones de la Línea 12 del Metro han tenido que cerrarse. Foto: poropo.com

Once de las 20 estaciones de la Línea 12 del Metro han tenido que cerrarse. Foto: eljoropo.com

Se inauguró hace menos de año y medio, el 30 de octubre de 2012 para ser exactos, con bombos y platillos. El gobierno de la Ciudad de México, encabezado en ese entonces por Marcelo Ebrard, presentó a la  Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, también conocida como la Línea Dorada o del Bicentenario, como la obra magna de su administración.

Hoy todo es un triste recuerdo. La Línea 12, creada para conectar la zona de Mixcoac con la de Tláhuac, es decir, el oriente con el poniente de la ciudad, es motivo de vergüenza, descrédito y decepción. El pasado 12 de marzo las autoridades tuvieron que suspender el servicio en 11 de sus 20 estaciones debido a fallas estructurales que, según los expertos, surgieron desde el día de su inauguración y ponen en peligro la seguridad de las 400 mil personas que la usaban a diario.

Las versiones de las autoridades sobre las causas del problema van desde la necesidad de llevar a cabo un “mantenimiento mayor” hasta asegurar que toda la línea registra fallas por un “desgaste ondulatorio” en las vías.

Todo indica, sin embargo, que los problemas son mucho más profundos y complejos. Un estudio de la firma alemana ILF Consuting Eingenneer, realizado a petición de las autoridades del Metro y publicado por el diario Reforma, señala que  también existen fallas en el cable aéreo de alimentación eléctrica, en los durmientes y en las grapas que sujetan a éstos con los rieles.

El reporte agrega que estos defectos han ocasionado que, en lugar de circular a 80 kilómetros por hora, los convoyes vayan a 35 kilómetros por hora.

Mientras se deslindan responsabilidades, el ambiente político es tenso en extremo, pues el actual jefe de gobierno del D.F., Miguel Mancera, insiste en señalar que las fallas de la Línea 12, que costó 26 mil millones de pesos, se registraron desde que ésta fue inaugurada, cuando el titular era Ebrard.

Ante la ola de ataques y cuestionamientos de la prensa Ebrard insiste en que la Línea 12 se haya puesto en operación sin tener la debida certificación y subrayó que la obra fue aprobada por la Auditoría Superior de la Federación y la Contaduría Mayor de Hacienda de la Asamblea Legislativa local.

“Yo estoy muy tranquilo y orgulloso de esa Línea y respaldo que la autoridad considere que debe hacerse una suspensión; ellos tienen la responsabilidad operativa, les reitero yo estoy tranquilo y limpio de cualquier proceso”, manifestó en una reciente conferencia de prensa en la Ciudad de México.

Los constructores y fabricantes de los trenes de la Línea 12 niegan también su responsabilidad. La obra fue construida por un consorcio integrado por ICA, Carso Infraestructura y Construcciones y Alstom Mexicana. En un comunicado sobre los problemas de la obra, el consorcio  aseguró que las vías cumplieron con lo exigido por las normas, pero apuntaron a un problema de compatibilidad entre los rieles y las ruedas de los trenes comprados por el gobierno capitalino de manera independiente a un tercero, Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF).

Por su parte,  CAF negó  que las fallas se deban a los vehículos que ellos fabrican. Mediante un comunicado, sus voceros aseguraron que los 30 trenes que vendieron al gobierno del Distrito Federal cumplen con todas las normas estipuladas por éste.

En tanto se investigan las causas que dieron origen al problema, los principales afectados del cierre parcial de la Línea 12 son los  400,000 capitalinos que diariamente la utilizaban y que sufren retrasos y todo inconvenientes para llegar a su destino.

Para aliviar el problema, las autoridades del Distrito Federal han puesto a  disposición de los pasajeros  de manera gratuita 300 autobuses  que hacen recorridos por la zona en que se encuentran las estaciones cerradas. Éstos vehículos, sin embargo, han resultado insuficientes y los usuarios han manifestado que pierden hasta 40 minutos más para trasladarse.

La respuesta de las autoridades capitalinas de que los afectados deben “levantarse más temprano” sólo ha contribuido a incrementar el enojo de la gente.

No sólo los 400 mil usuarios se muestran indignados ante el fracaso de esta obra. Prácticamente todos los capitalinos señalan sentirse frustrados y decepcionados.

“Es una vergüenza que [el gobierno del D.F.] haya gastado tanto dinero en esa Línea que supuestamente iba a ser de gran ayuda. Esto refleja solamente la corrupción e ineficiencia que hay en todos los niveles del gobierno”, aseguró Pedro Rodríguez, profesor jubilado.