El papel que jugó la política en la Extensión de la Línea Dorada a Azusa

Extensión de la Línea Dorada hacia Azusa. Foto: Steve Hamon.

Extensión de la Línea Dorada hacia Azusa. Foto: Steve Hamon.

El autor Ethan Elkind no se mostró a favor de la Extensión de la Línea Dorada hacia Azusa en su libro “Railtown” y todavía piensa que no fue una inversión inteligente.

Aquí, un extracto de su artículo publicado hoy en el LATimes:

“Se necesita un mejor transporte público en la región. Pero no todo el condado tiene la población necesaria para apoyar un tren. En el caso de la Línea Dorada, hemos comprado una tecnología cara de trenes para un área de baja densidad que podría haber sido atendida de manera más económica con un autobús rápido o con autobuses de pasajeros que podrían utilizar el derecho de vía del tren.

Vale la pena considerar que la política desempeñó un papel importante en todo lo que se refiere a la Medida R, la equidad geográfica siempre es una preocupación en un condado de la medida del nuestro. Aunque la Medida R apartó cerca de $2 mil millones para las extensiones potenciales de la Línea Dorada (la otra hacia el sur de El Monte o Whittier) en el Valle de San Gabriel, también destinó cerca de $5 mil millones para los proyectos del Oeste de L.A., sin incluir los mil millones en dinero semilla para lo que se transformó en el proyecto del Corredor Sepúlveda.

Estoy de acuerdo en que la nueva extensión debe hacer todo lo posible para que la gente llegue y salga de las estaciones. Francamente puedo decir lo mismo sobre muchas de las estaciones existentes de tren, entre ellas las del Oeste.

¿Qué piensan ustedes estimados lectores?

Aquí, el enlace a la nota completa: How politics built L.A.’s Gold Line at the expense of a smarter system (LAT)