
Fotos: Marilú Meza
Lo mejor que Isis Contreras puede ofrecerle a sus dos hijos es una buena educación. Por mucho tiempo estuvo buscando una escuela que cumpliera con las necesidades de su hija y la encontró, aunque ese plantel escolar no estaba cerca de su casa.
Pero es no le impidió lograr su objetivo. Isis vio a Metro como la solución a su problema y desde hace seis años viaja todos los días en transporte público a llevar y traer a sus dos hijos de la escuela Camino Nuevo Charter Academy, que se encuentra en el centro de Los Ángeles.
“Es una escuela bilingüe y eso es lo que más me gusta para mis niños. Así que desde hace seis años todos los días aquí me verás. No siempre tomo el autobús… más bien es el tren el que me queda más cerca”, comentó Contreras.
A pesar de la distancia Contreras asegura que su esfuerzo ha valido la pena.
“Ahora veo los frutos. Si escucharas hablar a mis hijos, dijeras ‘¡Wow! Qué bonito hablan español…. Además del curriculum que es buenísimo”.
Su rutina empieza a las 6:30 de la mañana cuando tiene que estar lista para tomar el tren en la plataforma de la estación Indiana de Metro Gold Line que la trasladara hasta Union Station. Ahí, la madre de familia y sus dos hijos rápidamente transbordan a Metro Red o Purple Line rumbo a la Estación Westlake/MacArthur Park para luego caminar hasta la escuela, ubicada en Wilshire Blvd. y Burlington Ave.
“Llegamos al parque MacArthur como a las 7:30 y luego nos vamos caminando”, dice Isis. “Ya nos acostumbramos”, agrega.
Cuenta que al principio no fue nada fácil viajar en tren pues acababa de tener un bebé y la gente le decía que estaba ‘loca, que buscara una escuela cercana a su casa’.
“Mi hija tenía 4 años y mi bebé tenía cuatro meses. Yo siempre lo llevaba conmigo, aunque lloviera y estuviera relampagueando”, recuerda.
En aquel entonces su hija estaba en preescolar. Solo tres horas y media iba a la escuela por lo que no valía la pena regresarse a su casa, sino que se quedaba todo el tiempo de clase ayudando a la maestra mientras la niña terminaba su jornada escolar.
Ahora la situación ha cambiado. Su hijo ha comenzado la primaria y ella se ha conseguido un trabajo cerca del plantel.
“Los dejo en la escuela y me voy a trabajar. Salgo a las 5 de la tarde y regreso por ellos y nos regresamos a la casa en la misma ruta”, platica.
Hasta ahora Contreras no tiene nada que decir en contra del servicio de Metro, sino más bien está agradecida de tenerlo.
“Me encanta porque puedo ir a muchos lugares. Casi me conozco todas las rutas. Hay tantas y puedo ir a donde sea.”, dice.
Lo dice porque no siempre fue así. Hace varios años vivió en Oxnard, California y no tenía muchas opciones de transporte público.
“Allá no hay opciones. Hay muy pocos camiones y se tardan mucho en pasar. Por eso aquí no me quejo para nada”.
Y menos ahora que bajó la aplicación de Metro en su teléfono celular. Ahí le dice todas las rutas que puede utilizar para llegar a su destino.
Además, cuando viajan en tren, ni ella ni sus hijos pierden el tiempo. Generalmente van cantando, jugando o haciendo la tarea.
“Les digo que ya es tiempo de leer y se ponen a leer durante el trayecto a casa”.
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