
Jesse Becerra (de camisa amarilla) con el equipo que trabaja.
Jesse Becerra tiene trabajando 23 años en Metro. Comenzó como empleado de limpieza y ahora es supervisor de servicios generales. A su mando se encuentran 30 empleados y juntos se encargan del mantenimiento de las divisiones de Metro, sobre todo del cuidado de los pisos.
“Hacemos el lavado a presión de la división 19 todas las noches. También le damos mantenimiento a todas las divisiones dependiendo cómo nos vayan necesitando”, expresó Becerra.
Su equipo cuenta con camionetas equipadas con un compresor para lavar a presión las calles manchadas de suciedad, entradas, pasillos y otras partes de las divisiones que requieran limpieza, incluyendo las alfombras de las oficinas.
Otra de sus labores es dirigir, en conjunto con otro supervisor, la instalación de nuevas alfombras en todos los edificios y divisiones de la agencia del transporte.
El tiempo ha pasado, pero es como si fuera ayer que Becerra comenzó a trabajar en el cuidado de Metro Red Line.
“Fue cuando el tren abrió por primera vez. Se abrieron cinco estaciones y yo fui uno de los 24 empleados contratados para ese trabajo”, recuerda Jesse.
Ahí trabajó por dos años y luego fue subiendo poco a poco hasta que llegó a su puesto actual.
Para Becerra lo mejor de su trabajo es hacer las cosas como se deben hacer: bien y es mejor si los proyectos llevan desafíos,
En una ocasión se comprometió a limpiar las carpas industriales de la división 19 luego que se dio cuenta que los estimados de varias compañías contratistas para hacer el trabajo eran muy altos y rebasaban el presupuesto designado.
“Estaban muy sucias porque nunca se habían limpiado. Yo me comprometí con mi equipo a hacer ese trabajo, solo que me dieran el equipo necesario. Al final quedó todo muy bien y hasta nos dieron un reconocimiento”.
Y cumplir sus retos es lo que le satisface más a Jesse de sus labores.
Becerra es de Tepatitlán, Jalisco y llegó a vivir a Estados Unidos cuando tenía 14 años. Sus padres emigraron a este país en busca de una vida mejor. Se establecieron en Bell, donde Jesse vivió toda su juventud hasta que comenzó a trabajar en una empresa de construcción. De ahí, saltó a Metro.
El hablar español ha sido una ventaja en sus trabajos, sobre todo en Metro, donde ayuda a la gente a llegar a sus destinos.
“Antes me mandaban a las estaciones donde la mayoría de los pasajeros hablaba español por si necesitan ayuda… ahí estaba yo para ayudarlos”, platica.
Jesse es un hombre muy familiar y es amante del fútbol soccer. Tiene cuatro hijos. Recuerda que fue coach de todos ya fuera en soccer, fútbol o baseball. Ahora ya es abuelo y ha dejado todos esos deportes por el golf.
En su tiempo libre le gusta viajar. Cuenta que tiene 25 años llevando a todos sus hijos, yernos y nietos de vacaciones.
“Una semana me los llevo a todos y la otra la disfruto solo con mi esposa”, cuenta.
México es uno de sus lugares favoritos. Ha visitado Cancún, Cabo San Lucas, Puerto Vallarta, Cozumel y Acapulco, entre otros atractivos del suelo mexicano.
En Metro le gusta su trabajo por esa razón lleva casi 19 años en el mismo puesto y por el momento no piensa cambiarlo.
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