
Henry Solis vigila las estaciones de Metro acompañado de Nikita, su perro rastreador. Foto por Gary Leonard
Posiblemente es uno de los empleos de Metro más solicitados por la gente, en horas de trabajo. Y a partir del 9-11, uno de los más importantes en cuestiones de seguridad, porque cuando todos corren queriendo escapar de una amenaza de bomba, él corre en sentido contrario, tratando de saber si verdaderamente el público está en peligro y si lo ésta, hará todo lo posible para mantener a los pasajeros y gente a su alrededor a salvo.
No hay paquete extraño o sospechoso que sea encontrado en un asiento de un autobús, en un edificio del sistema de transporte o dentro de un tren que no pase por sus manos ni por el olfato de su fiel y mejor amigo, Nikita, un labrador negro que recientemente ganó un premio como el sabueso del año de la Unidad de Explosivos, mejor conocida como K-9.
Su nombre es Henry Solís, oficial de la Unidad de Explosivos y Canina de Metro, con 24 años de experiencia y con tantas horas de entrenamiento y conocimiento en cuestiones de seguridad, que en muchos aspectos está mejor capacitado que un policía para controlar una situación de emergencia, particularmente si de explosivos o posibles amenazas de bomba se trata.
Solís es originario de San Francisco, hijo de padres nicaragüenses, y uno de los miles de trabajadores latinos del sistema de transporte que en inglés y español, siempre está dispuesto a asistir a los pasajeros ya sea dando direcciones, primeros auxilios o simplemente escuchando a la gente que recurren a él con una pregunta.
Su trabajo es la seguridad de toda la gente que viaja por uno de los sistemas de transporte más grandes de Estados Unidos, mismo que podría ser un blanco ideal, tomando en cuenta la cantidad de gente que diariamente utiliza el transporte público, especialmente en esta época de terrorismo donde en otros países los trenes o autobuses han sido los vehículos perfectos para hacer explotar una bomba.
José Ortiz, jefe de Solís, dijo que por lo menos una vez al año se encuentran en una situación de amenaza de bomba, sin embargo, diariamente se pueden encontrar maletas o paquetes sospechosos que requieren la presencia de Solís para asegurarse que no hay explosivos o material que pudiera dañar a la gente.
“Solís es uno de los trabajadores que siempre da el extra y está disponible a cualquier hora que le llames. Es una persona muy dedicada a su trabajo y definitivamente siempre nos sentimos más seguros cuando sabemos que él y Nikita están en el área”, indicó Ortiz.
Con casi 40 libras de equipo que tiene que portar diariamente, Solís inicia su día desde a las 3:30 de la mañana, porque tiene que empezar a preparar a Nikita para un día de trabajo que empieza diariamente a las 6 de la mañana.
“Nuestro trabajo es la seguridad de la gente, y una vez que se establece la seguridad los ayudamos a hacer más fácil y rápido su viaje, asistiéndolos en lo que necesiten”, indicó Solís, mientras camina con Nikita en la estación Unión donde miles de personas van y vienen y muchos de ellos no pierden la oportunidad de acariciar a Nikita, mientras Solís responde a sus preguntas.
A Solís le gusta tanto su trabajo que ha declinado ofertas de empleo más remunerables en otros departamentos. Además, dijo que en seis años podría retirarse, sin embargo esa palabra todavía no está en su diccionario y piensa seguir trabajando hasta que sus facultades se lo permitan.
“Es una satisfacción trabajar con la gente. La verdad no cambiaría mi profesión por nada”, indicó Solís, quien dijo sentirse orgulloso de que hasta el momento nunca ha pasado un accidente bajo su supervisión y espera poder mantenerlo igual. “Trabajar en forma preventiva es por la seguridad de todos, pero principalmente por la de los pasajeros”.
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