Las Torres de Watts: monumento a la imaginación

El inmigrante italiano Simón Rodia construyó las torres con acero y argamasa, sin la ayuda de ninguna máquina o equipo./ Fotos: María Luisa Arredondo

Si alguna vez han tomado la Línea Azul del Metro ( Metro Blue Line), probablemente al pasar por la estación de la calle 103/ Kenneth Hahn han visto a lo lejos unas estructuras metálicas de forma peculiar.

Se trata de las Torres de Watts, un conjunto de 17 esculturas construidas con acero y argamasa por un inmigrante italiano, Simón Rodia, conocido también como Sabatio Rodia o Simón Rodilla.

Este hombre, nacido en Ribottoli, Italia, en 1879, es ampliamente conocido en los círculos artísticos justamente por esas torres, que han resistido los embates del tiempo y de algunos que han intentado destruirlas. La historia de esta obra es tan interesante como la de su autor.

Rodia inmigró a Estados Unidos a finales del siglo XIX, siguiendo los pasos de su hermano mayor, que se estableció en Pennsylvania y trabajó en las minas de carbón. De los primeros años de Simón en este país se tiene muy poca información, excepto que después de varios años de vivir en la costa este, decidió mudarse a California, donde encontró trabajo en la construcción de las vías de ferrocarril.

Se sabe también que en 1921 Rodia decidió comprar un terreno en forma de triángulo en la calle 107 y ahí empezó a construir lo que sería su obra maestra y que él llamó simplemente “Nuestro Pueblo”.

Los biógrafos de Rodia aseguran que el inmigrante trabajó sin descanso durante 34 años para levantar las torres, literalmente con sus manos, pues no contó con la ayuda de ninguna maquinaria ni equipo tecnológico. Lo único que lo animaba en su tarea era su espíritu creativo, su deseo de trascender y dejar una huella de su paso por este mundo.

Todas las noches, después de largas horas de trabajo en la construcción, Rodia llegaba a su casa y pasaba horas adornando sus torres con pedazos de cerámica, vidrio y conchas de mar. De acuerdo con las personas que lo conocieron, el inmigrante solía decir acerca de su obra que “tenía en mente hacer algo grande y lo hice”.

Para los vecinos de Watts, las torres son un orgullo pues han permitido que mejore la imagen de la ciudad.

Rodia, efectivamente, logró su objetivo, pues sus torres son hoy admiradas no sólo por la gente de los alrededores sino por turistas internacionales. La más alta de sus esculturas mide 99.5 pies de alto y contiene la columna de concreto reforzado más larga y delgada del mundo. El conjunto de torres tiene también un mirador con una banca circular, tres pilas para pájaros y una columna central.

El trabajo de Rodia empezó a darse a conocer a mediados de 1950, pero el inmigrante ya no alcanzó a ver la fama de la que hoy goza. En 1955, cuando estaba a punto de cumplir 75 años, decidió  retirarse a la ciudad de Martínez, California, para estar cerca de su familia y le dejó su propiedad a un vecino.

Un año después, en 1956, un incendio destruyó la vivienda de Rodia y las autoridades querían demoler también las torres. Sin embargo, un grupo de vecinos se opuso radicalmente y logró, tras reunir miles de firmas, que el monumento fuera respetado. Y no sólo ello, en 1978, este grupo consiguió que el estado obtuviera la custodia de las torres y se encargara de su restauración y mantenimiento. En 1985 esta tarea se le dio al Departamento de Asuntos Culturales de la Ciudad de Los Ángeles que actualmente se encarga de ellas.

Entre otras actividades, este Departamento ofrece recorridos, talleres educativos para maestros y alumnos, exhibiciones y conferencias sobre el trabajo de Rodia. Además, cada año, miles de personas acuden al lugar donde está el monumento para celebrar el Festival de Jazz de las Torres de Watts y el Festival del Tambor del Día de las Torres de Watts.

Para los vecinos del lugar, las torres son un motivo de orgullo. Jaime Reyes, quien vive en la zona desde hace 25 años, dice que gracias a ellas mucha gente conoce Watts y se lleva una imagen diferente de la ciudad. “Aquí no solamente hay, como muchos piensan, pandillas y problemas sino también obras de arte”, asegura.

Angelina Bravo, quien también reside en el área, manifestó que las torres son un ejemplo para los niños. “A mis hijos siempre que paso por aquí les digo que el señor que las hizo puso mucho empeño en levantarlas y por eso lo logró, sin la ayuda de nadie”.

Dianne Scott, quien vive en Oakland y vino de visita a Los Ángeles, puntualizó que desde hace años había escuchado acerca de las torres, pero hasta ahora logró conocerlas. “Me parece un trabajo excepcional, es impresionante el trabajo que hizo Rodia para construir las torres”, dijo.

Los críticos de arte aseguran que resulta difícil encasillar la obra de Rodia dentro de una categoría, pero consideran que su valor radica en que se trata de un monumento único que refleja la tenacidad del espíritu humano y la persistencia de una visión singular. El conjunto está listado dentro del Registro Nacional de Lugares Históricos y también está considerado como un Monumento Histórico y Cultural en California.

Información

Las Torres de Watts están ubicadas en 1761-1765 East 107th Street. Puede llegar a ellas desde la estación 103rd St./Kenneth Hahn de la Línea Azul de Metro.

Para más información se puede llamar al Departamento de Asuntos Culturales (213) 473-8493 o al Watts Towers Arts Center al (213) 847-4646.

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