Ricardo Mendoza y “El Deseo de Progresar”

Ricardo Mendoza. Cortesía del artista.

Quienes hayan pasado por la estación Firestone de la Línea Azul del Metro (Metro Blue Line) con toda seguridad habrán visto que en el nivel inferior, donde los pasajeros hacen la conexión entre el tren y el autobús, las columnas de la terminal están cubiertas con vistosas obras de arte en cerámica pintadas a mano que le dan al lugar un toque único y espectacular.

La obras, que muestran figuras humanas más grandes que las de la vida real, tanto de hombres como de mujeres, recubren por entero las columnas de la estación y parecen sostener las vías del tren.

El autor es Ricardo Mendoza, quien explica que la obra, llamada “El Deseo de Progresar/ The Will to Progress”, fue creada con la idea de transmitir el mensaje de que todos estamos interconectados y si trabajamos juntos y practicamos la perseverancia finalmente alcanzaremos nuestras metas.

Mendoza, quien nació en San Diego, explica que lleva el arte en las venas, pues tanto su abuela materna, como su padre y su abuelo paterno eran pintores.

“Crecí en un ambiente rodeado de pinturas, pues en la casa de mi abuelo paterno había muchos cuadros en las paredes y él mismo pintaba. Por otro lado, mi abuela materna también era pintora y uno de los primeros regalos que recuerdo que me dio fue una caja con pinturas. Desde entonces empecé a pintar y ya no lo dejé”, revela.

Mendoza entró a estudiar arte en el Otis College of Art and Design en Los Ángeles, donde estuvo expuesto a varias disciplinas como arquitectura, diseño y pintura. Después de graduarse en 1987 decidió fusionar estas áreas y fundó su propia firma de diseño arquitectónico ambiental.

Una de las experiencias que más lo marcó como persona y artista fue enterarse que su abuelo paterno tenía antepasados que eran nativos americanos.

“Siempre me sentí diferente y cuando supe que tenía sangre indígena empecé a darme cuenta que estaba bien ser diferente y me comencé a considerar a mí mismo como una persona indígena y un artista”, subraya.

"El deseo de progresar" de Ricardo Mendoza en la estación Firestone de la Línea Azul de Metro.

Mendoza es hoy un muralista ampliamente reconocido cuyo trabajo está catalogado dentro de la tradición de los grandes muralistas mexicanos del siglo XX y del movimiento chicano de California. Sin embargo, él rechaza ser un muralista en el sentido estricto de la palabra.

“Para empezar, no soy un activista social como lo eran Diego Rivera, José Clemente Orozco o David Alfaro Siqueiros. Y tampoco tengo un estilo artístico definido. “Yo adapto mis habilidades formales a varias aplicaciones artísticas y proyectos que van más allá del muralismo o de una sola categoría”, asegura.

Mendoza precisa que la única constante en su obra es que siempre está en busca de innovar y explorar nuevos caminos. “A mí no me satisface nada más pintar, me gusta incorporar a mi trabajo otras disciplinas como la escultura y la cerámica”, revela.

Pese a que no le gusta que encasillen su obra dentro del muralismo mexicano, acepta que el artista que más admira es Siqueiros “porque siempre estuvo experimentando, fue un gran innovador y una personalidad muy fuerte dentro de la lucha por la justicia social en México. Además me gustaba mucho su estilo porque no tenía miedo de mostrar la realidad del sufrimiento humano, pero a la vez presentaba siempre un rayo de esperanza”,  dice.

Aunque Mendoza subraya que él no es un activista, precisa que sí tiene opiniones políticas fuertes y que trata de promover la educación y la tolerancia. Otra de sus metas es que su trabajo sea de servicio social con un mensaje de optimismo. “Me gusta reflejar la realidad, hacer pensar a la gente y al final darle un mensaje de optimismo”, subraya.

Además de la obra que se encuentra en la estación Firestone, el trabajo público del artista se encuentra en el Pacific Alliance Medical Building, en Lanark Park Recreation Building y en el Proyecto de Mejoramiento de las Calles en el Distrito de Arte de NoHo. Actualmente se encuentra por completar un importante trabajo en la Biblioteca de Monterey Park.