Para recorrer la ciudad de México de manera rápida y económica no hay mejor medio de transporte público que el Metro. A través de sus 11 líneas, este sistema de trenes, que opera los 365 días del año, transporta diariamente nada menos que a ocho millones de personas.
Por solamente 3 pesos (unos 22 centavos de dólar) uno puede recorrer prácticamente todo el D.F y parte del Estado de México, así como hacer conexiones de una línea a otra sin costo extra, siempre y cuando uno permanezca dentro del sistema. La red de trenes tiene una extensión de 201,388 kilómetros y cuenta con 175 estaciones, de las cuales 106 son subterráneas, 53 están al nivel de la calle y 16 son elevadas.
Algunas de las estaciones tienen conexión con otros sistemas de transporte público como la de Taxqueña, que se enlaza con el Tren Ligero de la Ciudad de México para el que se necesita comprar un boleto diferente. Las estaciones de Buenavista y Ferrería, por su parte, se enlazan con el Ferrocarril Suburbano de la Zona Metropolitana del Valle de México, por lo que practicamente no hay un punto del D.F. que no esté conectado con el Metro.
Desde que en 1969 se inauguró la primera línea, que conecta el poniente con el oriente de la ciudad, el Metro fue un éxito. En la década de los 70 recuerdo que era toda una hazaña subirse a los vagones, especialmente en Pino Suárez, que es la estación que conecta la línea uno con la dos.
Hoy, 42 años después, los usuarios siguen teniendo que hacer alarde de todo tipo de maniobras para abordar el Metro en las horas pico, aun cuando la red de trenes ha crecido de manera impresionante. Pese a las aglomeraciones, las estaciones impresionan por su limpieza y varias de ellas, especialmente las que se encuentran en el centro histórico de la ciudad, albergan obras de arte que hacen más placentero el viaje a través de este medio.
El parque vehicular del Metro está integrado por 355 trenes, de los cuales 291 son de 9 carros y 31 de 6. Se distinguen 2 tipos de tecnología en su fabricación: el 30% cuenta con sistema de tracción–frenado del tipo electromecánico y el resto cuenta con un sistema de tracción–frenado con semiconductores y control electrónico, lo que permite aumentar la fiabilidad y reducir los costos de operación y mantenimiento.
Durante mi reciente viaje a la Ciudad de México encontré que las opiniones de los usuarios son mixtas. Casi todos piensan que el Metro funciona de manera aceptable, pero quisieran que el sistema fuera más rápido y puntual. En lo que todos estuvieron de acuerdo en que sin el Metro simplemente esa gran urbe no podría funcionar.
Mariana Ramírez, quien dijo utilizar el Metro diariamente desde hace 30 años para ir de su casa al trabajo, puntualizó que generalmente el servicio es eficiente. “Hay ocasiones, sin embargo, en que los trenes tardan mucho en pasar. Otra cosa que me molesta es la gran cantidad de vendedores que hay”.
Enrique Espinoza, quien estudia bioquímica en Ciudad Universitaria, afirmó que el Metro es un gran medio de transporte. “A mí me resulta muy conveniente porque lo tomo diariamente desde lndios Verdes hasta la UNAM y sólo hago 35 minutos y me cuesta seis pesos el boleto de ida y vuelta. No solamente me ahorro mucho tiempo, pues en carro haría por lo menos el doble sino también mucho dinero, pues tendría que gastarme 60 pesos de gasolina al día”.
Abigail Carrillo, quien es empleada, dijo que toma el Metro una o dos veces por semana, pero sólo porque no tiene otra opción. “A mí no me gusta subirme al Metro porque el servicio está muy saturado, siempre va lleno. Pienso que deberían de poner más medios de transporte público porque los que tenemos no son suficientes”.
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