
Foto: Juan Ocampo/Metro.
Robert Castañón es un fanático del transporte público en general, pero cuando se trata de elegir su medio favorito sin titubear un segundo asegura que prefiere el tren.
“El manejo y mantenimiento de los trenes es un proceso más complicado que el de los autobuses, pero ofrece más ventajas al público. Para empezar, a diferencia de los autobuses, que solamente pueden transportar entre 57 y 60 personas, los trenes pueden llevar a cientos de pasajeros, dependiendo del número de vagones que tengan”, afirma Castañón, gerente de Operaciones de Transporte de la Línea Dorada (Transportation Operations Manager Gold Line).
La preferencia de Castañón por los trenes se remonta a 1990, cuando después de haber trabajado casi tres años como conductor de autobuses de la División 3, le ofrecieron la oportunidad de convertirse en conductor de trenes de la recién inaugurada Línea Azul del Metro (Metro Blue Line) que conecta Long Beach con el centro de Los Ángeles.
“Metro me proporcionó el entrenamiento y duró ocho semanas. Era casi como si estuviera en la escuela. Tenía que estudiar a diario y luego presentar mis exámenes. Mucha gente a la que le ofrecieron la oportunidad se desanimó y no quiso hacerlo, pero yo seguí adelante porque pensé que en el futuro los trenes iban a tener cada vez más importancia”, dice.
Su esfuerzo y dedicación pronto dieron frutos pues al poco tiempo sus jefes le ofrecieron el puesto de supervisor en la Línea Azul. “Fuí el primer conductor al que promovieron y esto ayudó a pavimentar el camino para que después les ofrecieran a otros esa oportunidad”, recuerda Castañón.
A partir de entonces su carrera ha ido en constante ascenso. Llegó incluso a ser el asistente del gerente del Centro de Operaciones de Trenes (ROC). “He trabajado prácticamente en todas las líneas de trenes, con excepto de la Verde”, asegura.
Hace tres años, lo nombraron gerente de Operaciones de Transporte de la Línea Azul. Ahí permaneció hasta julio de este año, cuando asumió el mismo cargo, pero en la Línea Dorada, que conecta Pasadena con el Este de Los Ángeles. Aquí, su principal preocupación es dar un servicio de calidad a los pasajeros, muchos de los cuales utilizan esta línea para visitar atracciones turísticas como Little Tokyo, el Southwest Museum, Chinatown, Union Station y Old Town Pasadena.
“Tenemos que asegurarnos de contar con el equipo suficiente para dar un buen servicio, especialmente ahora que estamos poniendo nuevos vagones. El reto es cerciorarnos de que todo marche sobre ruedas, que los trenes lleguen a tiempo, que los conductores estén bien entrenados para dar el mejor servicio posible, que si hay problemas de mantenimiento las reparaciones se hagan a tiempo, etc.”, explica Robert, quien tiene a su cargo a 13 supervisores y 70 operadores.
Castañón dice que, aunque en comparación con la Línea Azul, la Dorada casi no tiene accidentes, a los conductores se les entrena para que manejen siempre a la defensiva. “Nuestro enfoque principal es prevenir accidentes y ser muy cuidadosos, sobre todo en las estaciones donde hay cruces de vehículos o de peatones como la de Lincoln Park y la de Southwest Museum”.
Castañón nació en el Este de Los Ángeles y, aunque tiene raíces mexicanas, su familia ha vivido en Estados Unidos por cuatro generaciones. “Ya no tenemos parientes en México, todos estamos aquí”, precisa. El funcionario es padre de dos hijas, de 9 y 13 años, que son su mayor orgullo y una de sus principales motivaciones para superarse en todos los órdenes.
Antes de entrar a trabajar a Metro, Castañón estudiaba Mercadotecnia. Sin embargo, una vez que entró a esta agencia, descubrió que le interesaba más el transporte público y decidió dedicarse de lleno a este campo.
Hoy, tras 24 años de haber empezado a trabajar en Metro, Castañón señala que se siente satisfecho de lo que ha logrado y, sobre todo, de lo que ha aprendido. “Yo no me había dado cuenta de toda la experiencia que he acumulado hasta que empecé a entrenar a los jóvenes que están empezando a hacer su carrera en Metro y es muy satisfactorio poder compartir mis conocimientos con ellos”, subraya.
Sobre el futuro de los trenes de pasajeros en Los Ángeles y en el sur de California, opina que cada vez cobrarán mayor importancia. “ En los próximos 20 años esta región continuará creciendo y con los precios de la gasolina cada vez más altos es casi seguro que un mayor número de gente va a utilizar el transporte público y especialmente los trenes. Nosotros trabajamos día a día para que los pasajeros vean las ventajas de este medio”, asegura.
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