Liz Silva, una secretaria ejecutiva al más alto nivel

Cuando alguien llega a la oficina del director general ejecutivo (CEO) de Metro, Art Leahy, lo primero que encuentra es la sonrisa dulce y amable de su secretaria, Liz Silva.

Desde las 7:30 de la mañana hasta las 5:15 de la tarde, Silva se ocupa, principalmente, de organizar la complicada agenda de Leahy. “Es un gran reto porque tengo que hacer las reservaciones para sus viajes, contestar llamadas, manejar su calendario de juntas y citas con todas las personas y funcionarios que necesitan hablar con él, no alcanza el día para atender a todos”, manifiesta Silva sin perder la sonrisa.

Explica que tan sólo organizar las reuniones y citas con los 13 miembros de la Junta Directiva de Metro es toda una hazaña. “Lo más difícil es lograr que los horarios de todos coincidan para que se puedan ver, es realmente complicado porque tengo que estar contestando correos electrónicos de ida y vuelta varias veces. Además, mi jefe tiene muchas juntas con funcionarios de transporte de los otros condados del sur de California, con representantes de Metrolink y de otras agencias”.

Pese a lo difícil que resulta esta tarea, Silva dice que le encanta su trabajo, sobre todo porque tiene la oportunidad de conocer a muchas personas. “Soy muy sociable y me gusta ayudar a los demás, tratarlos como merecen, con dignidad y respeto”, asegura.

En opinión de Silva, la facilidad para tratar con la gente es una de las cualidades más importantes para ser una secretaria ejecutiva eficiente. Otras igualmente valiosas son la lealtad y saber guardar la confidencialidad de los asuntos delicados. Tiene que poseer también firmeza de carácter para saber cómo actuar ante situaciones imprevistas. Además de ello, Liz dice que tener sentido del humor ayuda mucho porque aligera el trabajo. “Es bueno reírse de vez en cuando porque baja el estrés”, afirma.

Liz nació en el Este de Los Ángeles en el seno de una numerosa familia de origen mexicano, pero establecida en Estados Unidos desde hace varias generaciones. Su mamá se dedicaba al hogar y su papá era soldador. “Lo dos trabajaban muy duro porque tenían que sostener a diez hijos”, dice.

Una anécdota que le gusta recordar de su papá es que cuando estudiaba tenía como compañero al actor Anthony Quinn. “Pero no se caían bien, por el contrario. Un día se pelearon a golpes y mi papá le ganó. Él se sentía muy orgulloso de eso y siempre que tenía oportunidad lo contaba”, manifiesta entre risas.

Después de terminar la preparatoria en la escuela Garfield, Liz estudió en el Colegio del Este de Los Ángeles. “Ahí me dediqué a pulir mis habilidades de inglés, de taquigrafía y conseguí un trabajo como secretaria en el LAUSD”, relata.

En 1979 entró a trabajar a RTD, la agencia que antecedió a Metro. Aquí, su primera gran oportunidad se la dio el entonces gerente general de esa empresa, John Dyer, en 1981. “Su secretaria iba a estar ausente por ocho semanas y él me ofreció sustituirla. Fue una gran responsabilidad para mí porque en ese tiempo yo era muy joven y no tenía suficiente experiencia, pero me allanó el camino para que hoy pudiera donde estoy”, dice. Dyer le pidió después que se quedara de manera permanente, pero Liz le dijo que aún no estaba lista. Sin embargo, dos años después aceptó el cargo. Cuando Dyer se retiró, Liz pasó a ser la secretaria del nuevo gerente, Alan Pegg.

Liz está casada y tiene tres hijos, de 32, 28 y 24 años, que son su máximo orgullo. “La más grande estudió Ciencias Políticas en UCLA, el de en medio Sociología en Cal State Los Angeles y el menor música en Boston”, dice. El mayor de sus hijos falleció.

En sus ratos libres, Liz disfruta mucho de escuchar música, especialmente de jazz porque su esposo toca en un grupo.Para cuando se retire, dice que le gustaría mucho hacer trabajo voluntario con las personas de la tercera edad. “Pero eso no será hasta que mi jefe [Art Leahy] se retire también. No lo voy a dejar solo”, asegura con su característico sentido del humor.

1 reply

  1. ¡Qué bonita entrevista! Liz es una de las personas a las que he admirado muchísimo desde que la conocí. Es bellísma en todo el sentido de la palabra. Su tan fino y característico sentido del humor, su espontaneidad, el genuino interés que demuestra cuando conversas con ella, entre otras cosas, la hacen una persona muy especial y querida.
    Si hay alguien que merece de lo bueno, lo mejor, ese alguien definitivamente eres tú Liz. You Go Girl!