Augustin Zúñiga, en defensa de los intereses de Metro y de la comunidad

Augustin Zuñiga

Augustin Zuñiga

Hace 20 años, poco después de haberse inaugurado la Línea Azul (Blue Line), los vagones empezaron a tener fallas, por lo que Metro se vio obligada a demandar al fabricante y, para ello, el equipo legal de la agencia le pidió ayuda a un prominente abogado: Augustin Zúñiga.

“Yo tenía poco de haber llegado de Sacramento a Los Ángeles y me hablaron de Metro para pedirme consejo porque la compañía japonesa a la que le habían comprado los vagones no quería admitir su responsabilidad y había mucho dinero en juego, más de 300 millones de dólares. Acepté y finalmente ganamos la demanda. La empresa fabricante tuvo que reparar los vagones y quedaron tan bien que hasta el día de hoy están en funcionamiento”, relata Zúñiga.

El trabajo que hizo Zúñiga causó tan buena impresión en Metro que le ofrecieron quedarse como empleado de tiempo completo.

Desde entonces, el abogado ha ganado numerosos casos en distintas situaciones que tienen que ver con los contratos que hace Metro. Su trabajo, sin embargo, no se limita a representar a Metro en demandas. También se encarga de dar asesoría legal a la agencia en lo que se refiere a política pública en el área de transporte.

Antes de incorporarse a Metro, Zúñiga había pensado ingresar a una firma privada de abogados con la idea de que ahí podría tener su futuro económico asegurado. Sin embargo, cuando empezó a trabajar en Metro, se dio cuenta de la importancia de la labor que podía desempeñar en esta agencia de transporte defendiendo los intereses de la comunidad y por eso decidió quedarse aquí.

“Fue una decisión de la que no me arrepiento porque he podido representar a Metro y contribuir en los casos que he trabajado a que el gobierno funcione mejor y a hacer la burocracia menos hostil”, dice. “Al mismo tiempo”, agrega, “ahora que estoy a punto de jubilarme porque ya tengo 60 años, me tranquiliza que contaré con una pensión”.

De personalidad abierta y afable, Zúñiga cuenta que nació en North Hollywood y que, aunque tiene un apellido español, no domina este idioma porque sus padres y abuelos nacieron en Estados Unidos.

Tanto su papá, que se dedicaba a la construcción, como su mamá le inculcaron desde muy pequeño el amor al estudio y a la honestidad. Esos valores, dice, son los que lo han guiado siempre a través de la vida y lo han ayudado a superarse y alcanzar sus metas.

En su adolescencia, Zúñiga estudió en un academia militar. Más tarde participó en la Fuerza Aérea durante la guerra de Vietnam. La primera carrera que estudió fue Planificación Urbana en la Universidad del Sur de California porque siempre le llamó la atención todo lo relacionado con el transporte. Pero después de varios años decidió seguir Leyes en la Universidad Soutwestern de Los Ángeles.

Además de su pasión por las leyes y el transporte, Zúñiga tiene otro amor : la música. “Cuando era muy joven quería ser músico porque me encanta tocar la guitarra, pero tuve un accidente que me impidió continuar con estos planes”, dice.

Aunque no logró su sueño de dedicarse de lleno a la música, Zúñiga no ha dejado la guitarra. En sus ratos libres se dedica a cantar y a tocar sus melodías favoritas que en su mayoría pertenecen al rock clásico de los 60 y los 70. “Me gustan mucho Eric Clapton, los Rolling Stones, Elton John, entre otros”, confiesa con voz animada.

Zúñiga es también un hombre de familia, padre de dos hijos, una jovencita que cursa la high school y un niño de diez años. Ambos, dice, son la mayor alegría de su vida y piensa dedicarse a ellos completamente una vez que se retire de la abogacía.

Pero antes de jubilarse manifiesta que una de sus metas es entrenar a personas más jóvenes en el campo de la abogacía.. “Quiero enseñar a otros todo lo que sé para que puedan continuar con esta labor y seguir así dándole a la comunidad algo de lo mucho que he recibido”, asegura.