El transporte a bordo de trenes no ha cambiado en lo fundamental desde que se inventaron las ruedas de metal hace 200 años. Sin embargo, una nueva ola de ideas, desde algunas que ya están en desarrollo hasta otras que están en la fase de “concepto” podrían cambiar para siempre la forma en que nos transportamos, según un artículo de la BBC.
En el aeropuerto de Heathrow en Londres, por ejemplo, funcionan ya unos vehículos llamados “pods” que llevan de manera automática a los pasajeros del estacionamiento a la terminal. La idea detrás de este concepto, denominado Personal Rapid Transit es hacer el transporte público más pesonal, permitiendo a los pasajeros llegar a sus destinos con sólo apretar un botón controlado por computadoras y rayos láser.
Otro sistema igualmente innovador es el Aero-Train, un avión que funciona como vehículo y que viaja hasta a 220 millas por hora, 10 centímetros arriba del suelo.
Este vehículo usa una tecnología conocida como “efecto del suelo” quer remueve la fricción que hace menos eficiente el transporte convencional y usa la aerodinámica para reducir la resistencia.
En Japón, ingenieros de la Universidad Tohoku trabajan en un prototipo que, en base a la aerodinámica, utiliza el aire como cojín para prevenir que el vehículo toque el piso. Se espera que para el año 2020 se puedan fabricar ya estos trenes.
Actualmente ya existen trenes que nunca tocan el piso. Entre ellos se encuentran los Maglev, de China, que van del aeropuerto de Shanghai al Metro de esa ciudad y corren unos centimetros arriba del suelo.
Estos trenes utilizan un campo magnético y pueden alcanzar velocidades muy altas, de hasta 361 millas por hora debido a que utilizan motores que evitan la fricción.
Japón está planeando también conectar Tokyo, Nagoya y Osaka con este tipo de trenes para 2027, pero el primero de esta clase se utilizó en Birmingham, en el Reinio Unido, en la década de 1980.
La pregunta que muchos se hacen es si estas invenciones cambiarán el transporte público para siempre.
Richard Anderson, director de Railway and Transport Strategy Centre en el Imperial College London, opina que “hay ya un impulso en la industria de las vías de acero que es un gigante que no se puede detener. Está aquí para quedarse”.
Y es en esta área donde la mayoría de los gobiernos están dirigiendo sus fondos. Aunque el futuro del transporte público en conjunto está en debate, los trenes de alta velocidad cada vez ganan más terreno en la mayor parte del mundo.
Aunque parezca paradójico, la alta velocidad no es la característica más atractiva que ofrecen estos trenes sino la capacidad, como dice Anderson.
“Los mejores metros alrededor del mundo son los que mueven a un gran número de personas de manera eficiente. Los avances en la tecnología van a ser muy importantes, pero después de la seguridad, la cantidad de gente que se puede transportar, es vital” añade.
Otro aspecto de gran importancia es la seguridad, sobre todo porque en los trenes de alta velocidad cualquier problema técnico, aunque sea menor, puede conducir a una catástrofe.
En julio de este año, por ejemplo, 39 personas murieron en China cuando viajaban en un tren de alta velocidad que chocó con otro que estaba estacionado. Pero en general este tipo de transporte, que se maneja de manera automática, está considerado como más seguro que el que se maneja por humanos.
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