Reflexiones sobre Union Station: un ensayo de Rafer Guzman

US Guzman 1Con motivo del 75 aniversario de Union Station, Metro creó una publicación conmemorativa especial: “Union Station: 75 Years in the Heart of LA” (“Union Station: 75 años en el corazón de LA”), que contiene ocho ensayos escritos y cinco fotográficos de los autores John C. Arroyo, William D. Estrada, Stephen Fried, Rafer Guzman, David Kipen, Marisela Norte, D. J. Waldie y Alissa Walker. Todos serán publicados en The Source y El Pasajero. La serie fue editada (en la versión en inglés) por Linda Theung, editora y escritora que reside en Los Ángeles.

Seis títulos para Union Station

Por Rafer Guzman

Si te quedas en Los Ángeles por suficiente tiempo, seguramente terminarás en una película. Es una regla que se aplica a la mayoría de los seres humanos, pero como cualquier explorador de locaciones te puede decir, también se aplica a los edificios.

Union Station tiene claramente un rostro y una figura para las películas. Su arquitectura de Renacimiento Colonial Español y su ornamentación de Art Deco, una combinación estilística que se conoce como Misión Moderno—siempre ha tenido una presencia distintiva. Sin embargo, no se ha hecho tan famosa como, digamos, el edificio de Capitol Records, la torre cilíndrica en Hollywood Boulevard y Vine Street que aparece en incontables películas o el Observatorio Griffith, immortalizado como el sitio del descontrol existencial de James Dean en Rebel Without a Cause. La estación ha sido más como un actor de carácter: confiable, versátil, pero siempre reconocible. Su carrera en la pantalla ha estado marcada por apariciones memorables: grandes rompimientos, fracasos, estiramientos prolíficos, periodos de escasez y recientemente, redescubrimiento. (No es secreto que la estación de 75 años se ha hecho un trabajo de renovación, incluyendo una cirugía estética en 2013).

Se podría llamar a Union Station como un actor de apoyo, al estilo de un Karl Malden o Stanley Tucci, un actor que raramente lleva el papel principal pero que brilla en el segundo plano. A través de los años, la estación ha desempeñado una amplia gama de roles, desde un banco en la década de 1960 (la pieza del periodo de 2002 de Catch Me if You Can) hasta una biblioteca en 1997 (Most Wanted). Pero también tiende a interpretarse a sí misma o a ser una versión de sí misma. Como muchos grandes actores, Union Station es mejor cuando encuentra un papel que se ajusta a su persona, en este caso, un espacio grandioso, dramático, con el inconfundible ambiente de la era dorada de Hollywood.

No es accidente que algunos de los primeros papeles de Union Station fueron en filmes negros. Hay un drama inherente a las estaciones de trenes, un lugar de holas y adioses, de grandes multitudes y solitario anonimato, que encaja en el género. Puedes ver Union Station en un pequeño pero destacado rol en Criss Cross, una película de 1949 de Robert Siodmak que protagonizan un jovencito Burt Lancaster e Yvonne De Carlo (mucho antes de su papel de matriarca en la serie televisiva The Munsters). La película se apega en su mayoría a telones de fondo genéricos, el callejón oscuro, el antro, hasta que Union Station aparece a la mitad. Repentinamente, Criss Cross cobra vida cuando las dos estrellas zigzaguean a través de los espacios de mármol de la estación, perdiéndose uno al otro por un estrecho margen. Entonces, por supuesto, llega el momento fatídico.

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Cartel promocional para “Criss Cross”. Cortesía de Universal Studios Licensing LLC.

“Si no hubiera estado dando vueltas alrededor de Union Station ese día,” dice Lancaster en el obligatorio tono grave de voz masculina, “si el empleado del puesto de periódicos no hubiera escogido ese momento para salir por un paquete nuevo de cigarros”. Y ahí, frente a la sala, repentinamente visible aparece De Carlo con un vestido blanco, parada contra los hermosos ventanales de la estación. El compositor Miklos Rozsa hace énfasis en las cuerdas, pero mucho del romance del momento proviene del ambiente escénico.

Una foto de la filmación tras bambalinas de Criss Cross en 1949.

Una foto de la filmación de Criss Cross en 1949 que usó tomas tanto interiores como exteriores de Union Station. Cortesía de Universal Studios Licensing LLC.

El siguiente año, 1950, se estrenó Union Station, que fue prácticamente un vehículo estelar para el edificio. Aquí, el espacio actúa como su contraparte en Chicago que lleva el mismo nombre y es un ajuste natural: Los pilares angulares y los candeleros circulares de la estación tienen líneas neoclásicas usualmente asociadas con las ciudades más antiguas de Estados Unidos.

La trama de Union Station se centra en el secuestro de una niña ciega y en el policía de la estación del tren (William Holden) que investiga el caso. En este filme, Union Station no es solamente un telón de fondo sino un actor central en la historia. Los policías y delincuentes circulan repetidamente a través de los relucientes pisos, los armarios para el equipaje son el sitio de un climático pago de dinero. En un toque memorable, un intrincado enrejado de madera oculta un pequeño agujero a través del cual los policías vigilan las actividades de la estación.

Cartel promocional de Union Station. Cortesía de Paramount Pictures.

Cartel promocional de la película  “Union Station”. Cortesía de Paramount Pictures.

El director de Union Station, Rudolph Maté (D.O.A., When Worlds Collide), utiliza hasta la última pulgada de la estación con excepción, obviamente, de las palmeras que le dan el distintivo exterior californiano. Para un buen y largo vistazo del edificio, Union Station es sin duda el mejor documento cinematográfico del edificio.

Otra escena de "Union Station"

Otra escena de “Union Station” donde la estación de Los Ángeles actúa como la de su contraparte en Chicago. Cortesía de Paramount Pictures.

En 1973, Union Station fue un genuino éxito de taquilla en el filme The Way We Were, del ganador de dos premios de la Academia, Sidney Pollock. Ubicada principalmente en las décadas de 1940 y 1950, la película es estelarizada por Robert Redford como Hubbell Gardiner, un rubio en busca del éxito, y Barbra Streisand como Katie Morosky, una judía izquierdista. El momento crucial en su frágil romance tiene lugar cuando Katie regresa de una protesta contra McCarthy que amenaza la carrera de Hubbell como guionista. Él la recoge en Union Station.

Es una elección significativa. Pollock podría haber elegido hacer la escena en un aeropuerto, puesto que Streisand está regresando de Washington, D.C., pero Union Station sirve aquí para un par de propósitos. Se convierte en un cruce de caminos metafórico y literal para la pareja romántica, así como en un símbolo de la vida en Hollywood en el que una persona del Este como Katie no podría encajar. Y visualmente, Union Station simplemente se ve mejor que cualquier aeropuerto. Streisand y Redford, asaltados por una multitud, se refugian en el espacio oscuro y vacío del viejo restaurante Fred Harvey donde sus filosofías conflictivas, capitalismo versus socialismo, confort versus aflicción llegan a un estancamiento. “Siempre es divertido encontrarse en trenes, ¿verdad?” dice Redford amargamente.

The Way We Were estableció el escenario para la carrera de Union Station en las siguientes décadas, un estiramiento prolífico que se convirtió en un encasillamiento en sí mismo. En una pieza de un periodo a otro, la estación se transformó en una taquigrafía visual de Los Ángeles en una era romántica de sombreros y cigarros. Sus papeles a menudo eran sólo breves tomas, pero aparece en Guilty by Suspicion, el drama de Irwin Winkler de 1991 ubicado en la era de McCarthy en Hollywood; en el drama True Confessions de 1982 basado en el asesinato de 1947 de Black Dahlia protagonizado por Robert De Niro y Robert Duvall; en el drama de 1991, Bugsy, estelarizado por Warren Beatty, acerca del gangster Bugsy Siegel; y en muchos otros. Nick of Time, un thriller de 1995 con Johnny Depp, se escenifica en el tiempo actual, pero la secuencia de su apertura, en la que una jovencita es secuestrada en Union Station le da a toda la película un poco del viejo sabor de Hollywood.

En 1982, el clásico de ciencia ficción de Ridley Scott, Blade Runner, podría decirse que hizo el uso más inteligente de Union Station. Se sitúa en 2019 y lleva como protagonista a Harrison Ford como un cazador de recompensas que choca con humanoides. La película se sitúa en una ciudad de Los Ángeles distópica pero no inverosímil que se ha convertido (como si no lo fuera ya) en una megalópolis definida por la cultura de sus inmigrantes, llena de comidas extranjeras y lenguajes globales, una mezcla cultural de Tokyo, Beijing y Manhattan.

En algún lugar en medio de esta extensión de luces de neón está una vieja estación de policía cuyos grandes arcos y techos de bóveda pertenecen inconfundiblemente a Union Station. Es un regreso visual a las oficinas vistas en muchos viejoso filmes negros—madera oscura, ventiladores que rotan con lentitud, motas de polvo flotando en los rayos de un sol moribundo, y colocan a este filme de ciencia ficción en un género familiar. El escenario le da también a Ford un pasado sombrío, el es un expolicía, extraído de Chinatown de Roman Polanski. Union Station, aunque se ve brevemente, de alguna forma enlaza las historias de la ciudad real de Los Ángeles con la cinemática.

Christopher Nolan pidió prestado un poco de este ambiente para la aparición de más alto perfil de Union Station en los pasados años en el filme The Dark Knight Rises. El último filme de la trilogía de Nolan sobre Batman trae al héroe de los libros de historietas a un mundo real y conflictivo como su amada ciudad Gótica que entra en espiral con la lucha de clases, la violencia del terrorismo y los disturbios. El pueblo ha establecido un tribunal ilegal para hacer que los hombres más ricos de la ciudad paguen con sus vidas. El fondo puede parecer como una corte de Nueva York o la mansión de un alcalde pero no es otra que Union Station.

Fue una aparición sorpresiva de la estación que había regresado al trabajo de jornalero. (Recientemente había aparecido en la película de horror de 2009, Drag to Me Hell con la plataforma de un tren succionando a una víctima al Hades). En The Dark Knight Rises, la estación es manejada por parásitos humanos, su hermoso salón de boletería está lleno de hojas y periódicos, su glamorosa aura está contaminada por el justiciero Scarecrow (interpretado por Cillian Murphy), que preside la insanidad. No es un papel inusual para esta gran dama de la arquitectura, un poco como Bette Davis en Whatever Happened to Baby Jane? Pero es prueba también de que Union Station, hast sus 75 años de edad, todavía tiene algo que ofrecer.

Parte de la longevidad en la pantalla de Union Station puede tener que ver con que es un lugar improbable en la cultura de Los Ángeles. Es una estación de trenes en una ciudad construida alrededor del automóvil, una gema arquitectónica en una región famosa por su belleza natural. Los sitios históricos como el edificio del Empire State y el puente del Golden Gate pueden ser más famosos, pero sólo se pueden interpretar a sí mismos.

Cuando Union Station aparece en una pantalla, la mayoría de los espectadores ven sólo el rol, no el edificio, es un experimentado actor de apoyo que tiene un lugar especial para los angelinos que siempre lo reconocen como una estrella de casa.

Rafer Guzman es crítico de filmes para Newsday y miembro de la agrupación New York Film Critics Circle. Es copresentador del podcast de WNYC Movie Date e invitado regular al programa de noticias de la estación The Takeaway. Previamente fue escritor de Wall Street Journal, entre muchas otras publicaciones.