Un reciente artículo publicado en Transport Politic se refiere específicamente a las 10 páginas sobre el tema de política de transporte dadas a conocer por la campaña de Trump el mes pasado. Aunque el plan es construir nueva infraestructura mediante la exención de impuestos a firmas privadas, Brad Plumer, reportero de Vox, dice que no ayudaría mucho a reparar la infraestructura antigua como las tuberías de drenaje. Ello se debe a que el plan depende principalmente de financiamiento privado. Y a éste le gusta invertir en cosas nuevas que produzcan ganancias, como las carreteras de cuota. Por supuesto, un documento de política durante una campaña no es definitivo. Pero es difícil predecir que pasará hasta que Trump y el nuevo Congreso asuman sus cargos en enero.

Como hemos escrito muchas veces durante este mes, la pregunta es cuánta atención se le prestará a los proyectos de transporte público, dado que muchos estadounidenses manejan y el 8 de noviembre se aprobaron muchas iniciativas para impulsar el transporte. Por otra parte, los abordajes en Estados Unidos declinaron ligeramente en la primera mitad de 2016.

En Transport Politic, Yonah Freemark dice que el status quo es probablemente mejor que un paquete que ampliaría significativamente las autopistas y expandiría de manera modesta el transporte público.

También trae a colación un muy buen punto: para realmente expandir el transporte público, usualmente hay que gastar mucho dinero para construir algo que haga que la gente deje sus autos. De otra forma, los proyectos tienden principalmente a cambiar pasajeros de los autobuses a los trenes y cualquier ganancia en los abordajes es superada por los proyectos de autopistas que facilitan que la gente maneje. La lección: si queremos más ciudades amigables con el transporte público, necesitamos pensar acerca del balance del gasto entre autopistas y transporte público.

Aquí, el enlace a la nota completa: Should the U.S. spend $1 trillion on new infrastructure? (Transport Politic)