José Zúñiga muestra el fruto de su trabajo

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El sueño de José Zúñiga era ser médico, pero la pobreza de su familia no le permitió lograr su meta y tuvo que emigrar a Estados Unidos en busca de otro sueño que encontró en Metro.

Fue hace más de 30 años que llegó a Los Ángeles sin hablar ni una sola palabra de inglés. En ese tiempo sus ideales habían cambiado. Su ilusión ahora era ser cartero, policía o chofer de autobús. Se inclinaba por este último oficio y hasta se imaginaba conduciendo un camión de pasajeros mientras trabajaba en un taller de costura.

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Hasta que un buen día su sueño se hizo realidad, no sólo pudo manejar el autobús que tanto deseaba, sino que ahora puede ver el fruto de su trabajo realizado. No pudo ser doctor, pero su hija mayor sí lo será algún día. Fue aceptada en cuatro de las universidades más prestigiosas del país. Además, el operador de Metro ha realizado su sueño americano de tener no sólo su propia casa sino que ya va por la tercera.

“Aquí no hay secreto…. no hay fórmula. Somos una familia trabajadora que le dedica tiempo de calidad a los hijos para que ellos salgan adelante y sean algo en la vida”, comenta Zúñiga.

Y lo dice por su hija Alma Zúñiga, estudiante de la escuela Synergy Quantum Academy del Sur de Los Ángeles.   La joven tiene un promedio de 4.4 y fue admitida en las universidades de California UC Irvine, UCLA, UC Santa Bárbara y UC Berkeley, ésta última le ofreció una beca para cubrir sus cuatro años de estudios universitarios.

“Yo deseaba estudiar en UCLA, pero cuando UC Berkeley me ofreció pagar todos mis estudios entonces cambié de opinión, platica Alma, quien aún no se decide si será cardióloga, oncóloga o pediatra.

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De lo que sí está segura es de que será doctora pues desde pequeña jugaba a serlo con su papá.

“Mi papá me dice: ‘yo no pude ir a la escuela, pero cuando te gradúes de doctora será como si yo me hubiera graduado’”, platica Alma.

Aunque llegar a este punto no ha sido fácil y se han tenido que hacer varios sacrificios.

“Mi papá trabaja mucho. Sé que ha sido duro para él porque a veces no lo vemos. Llega del trabajo ya cuando estamos dormidos y se va muy temprano cuando todavía no nos levantamos. Pero quiero que sepa que todo eso ha valido la pena”, agrega la estudiante.

Sin embargo, el operador de Metro siempre trata de estar en casa para la cena pues es el único tiempo en que puede conversar con sus tres hijas.

“Yo trabajo mucho porque prefiero que mi esposa se enfoque en la casa y esté pendiente de las niñas”, dice con satisfacción.

Zúñiga es poblano de nacimiento, es de origen humilde y sus palabras son sencillas, pero sabias. Detrás de él se encuentra un hombre “muy chambeador” que ha sabido administrar sus ingresos y lo mejor de todo es que ama lo que hace y lo dice con pasión.

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Trabaja para la División 2 de autobuses de Metro en casi todas las líneas de ese departamento. Se sabe de memoria las rutas 60, 51,611,612,105, 705,351,10 y 48.

“Me dicen que tengo un GPS (navegador) en la cabeza porque me conozco bien estas rutas y la ciudad”, explica Zúñiga con orgullo.

Agrega que le gusta mucho manejar. Sus ganas para lograr su objetivo de formar parte de la nómina de Metro eran muchas y por eso se preparó para cuando llegara la oportunidad. Fue a la escuela y aprendió a hablar bien inglés. Un día vio un anuncio en el diario  Los Angeles Times de que Metro solicitaba operadores y sin pensarlo dos veces buscó el empleo y se quedó con él. De eso hace 23 años, pero dice que siempre trata de llevar una actitud entusiasta al trabajo como si fuera el primer día de sus labores.

“Uno se siente a gusto con lo que hace. Es una gran responsabilidad, pero también  una satisfacción al final del día. Además, me gusta la gente. Los pasajeros te saludan y son amables”, dice.

En Metro quiere seguir recorriendo las calles angelinas en su autobús hasta que sea el momento de retirarse.