Toni Estrada es parte del equipo que se encarga de que los pasajeros lleguen seguros a su destino. Sus labores no solamente son verificar que los clientes de Metro tengan una tarjeta TAP con la tarifa correcta.
También los asiste en caso de que se les dificulte cargar la Tarjeta TAP, los orienta hacia sus destinos y, lo más importante, está atenta a cualquier peligro que aceche al transporte público, especialmente los trenes.
“Queremos que todos los pasajeros se sientan cómodos y seguros en el tren,”, explica Estrada.
“Asistimos a los pasajeros en cualquier necesidad que tengan y, si hay alguien molestando, le pedimos amablemente que se retire del lugar”, agrega.
Su título es agente 1 de seguridad de tránsito y lo lleva con orgullo pues le costó mucho esfuerzo y tiempo ser parte de las filas laborales de Metro. Su primer encuentro con Metro fue en 2012 trabajando para un contratista en servicios al cliente.
“Fue cuando comenzaron a usarse las tarjetas TAP en los trenes. Nosotros le ayudábamos a los pasajeros a poner dinero en sus tarjetas, comprar tarjetas TAP, dar direcciones y responder a cualquier pregunta que tenían”, recuerda Toni.
Ese trabajo era de medio tiempo. Le gustaba mucho y fue ahí donde se puso la meta de llegar a ser algún día empleada oficial de la agencia de transporte. Lo logró casi dos años después y, aunque no era lo que buscaba, ya estaba dentro de la empresa.
Fue en el departamento de mercadeo y no era que no le gustaran sus labores sino que, siendo madre soltera, su necesidad era conseguir un empleo de tiempo completo.
“Acá me encargaba de ofrecer la venta de la tarjeta TAP a los dueños de negocios y tiendas cerca de las paradas del tren”, platica Estrada.
“Me gustaba mucho y ganaba más dinero. De mis compañeros de trabajo no se diga, pero era una posición de medio tiempo y seguí mi búsqueda”, agrega. Poco después llegó la oportunidad de tiempo completo que esperaba. Se abrió en Metro una posición similar a la primera de servicio al cliente, la solicitó y, tras nueve meses de proceso, la obtuvo.
Ser persistente fue su mayor secreto. Buscaba oportunidades de trabajo en el sitio internet de Metro y se mantenía en contacto con la gente que conocía dentro de la empresa.
“Poco antes de ser empleada de Metro, trabajé como promotora de yogurts y, de vez en cuando, iba a Metro a llevarles a mis conocidos el producto, que era muy saludable”, recuerda Toni con entusiasmo.
A simple vista Toni no se ve nada ruda como para ser de seguridad. Es pequeña, muy femenina, amable y siempre trae un sonrisa en los labios, esa es su mejor arma.
“Siempre me dirijo a las personas con amabilidad no importa cómo se vean. A los desamparados y a las personas que están molestando siempre las trato con respeto y les pido que por favor se retiren del tren o estación”, platica.
Y así como la ven uno de sus hobbies es andar en motocicleta. Tiene una Harley Davidson que usa para dar paseos con sus amigos, ya sea en la ciudad o rumbo a la playa. También le gusta mucho pasear a sus nietos. Tiene cuatro hijos y cuatro nietos.
“A veces me llevo a los nietos a dar una vuelta en la moto”, comenta.
Para Toni su familia es primero, trata de no perderse los partidos de béisbol de los niños y asiste a casi todas las reuniones de sus seres queridos.
Sus padres son de Guanajuato. Ella nació y creció en el Este de Los Ángeles. Es bilingüe y hablar español ha sido una gran ventaja en su trabajo, ya que lo usa casi todo los días.
Las aspiraciones de la agente de seguridad en Metro son muy grandes y por eso ha regresado al colegio, donde planea obtener un título de Administración Pública. Por el momento se encuentra contenta en su posición, pero quiere seguir escalando en Metro, donde ve muchas oportunidades. Se inclina por enseñar a otros lo que sabe, tal vez podría llegar a ser entrenadora, pero de lo que sí esta segura es que algún día cumplirá su meta: jubilarse de Metro.
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