
Fotos:Marilú Meza
Siempre que viajo en la línea 206 de autobús rumbo a Koreatown se me antojan los elotes de la esquina de la calle 3rd y Normandie, pero como voy en el autobús de Metro no puedo llegar. Más de cien veces quise bajarme cinco minutos, comprar mi elote y volver a subirme al autobús de volada, pero no lo había hecho hasta la semana pasada. La tentación fue mucha. No pude resistir y me bajé a comprar el mentado elote al carrito ambulante.
Mi instinto no se equivocó. El elote estaba bien tiernito, jugoso y dulce. Justo en su punto. Lo pedí con todo los ingredientes que se acostumbran, mayonesa, mucho queso, mantequilla, chile, limón y sal.
Mientras saboreaba mi antojito, me di cuenta de la gran cantidad de clientes que tiene este carrito ambulante y no es para menos. Don Luis Vivaldo tiene más de diez años vendiendo elotes en esa esquina y eso le ha ganado el nombre de “Elote Man” e incluso ya hasta aparece en la página de Yelp con muy buenos “reviews”.
“Al principio me asusté porque no sabía que era eso. Pensé que era algo negativo, pero ahora le agradezco a la persona que lo hizo la página en Yelp porque vienen a buscarme desde lejos”, comenta el comerciante.
Y es verdad. Vivaldo tiene clientes que viajan desde Burbank, Lancaster y otras ciudades solamente a comer en su puesto ambulante que consta de un carrito de supermercado, una olla de agua caliente que tiene los productos, otra ollita de esquite, las botellas de acompañamientos y además vende bolsas de churros de harina.
Eso y su sazón han sido suficientes para ganarse la fama que tiene. Sin embargo, su trabajo le ha costado.
“Antes caminaba como dos horas por las calles vendiendo los elotes, pero un buen día decidí quedarme en esta esquina y la gente comenzó a llegar solita”, dice.
El “Elote Man” no tiene secretos de cocina. Sólo se levanta muy temprano, como a las 3 de la mañana, para escoger los mejores elotes en el mercado de abastos. Su modo de preparación es simple: los hierve en agua caliente con sal y ya está.
El experto prefiere comprar elotes amarillos debido a que son más jugosos y más dulces. Además se venden más que los blancos .
Me cuenta que vende alrededor de 50 a 60 elotes diarios, una olla de esquite, (elote desgranado) y 20 bolsitas de churros de harina. No se va de la esquina hasta que termina todos sus productos. Eso sí, abre el changarro a las 5 de la tarde en punto. Ya todos sus clientes lo saben y hasta está estipulado su horario en Yelp. Los viernes cierra el negocio.
“Ese día no trabajamos porque vamos a la iglesia. Se lo dedicamos a Dios”, platica el emprendedor.
Luis Vivaldo es de Puebla. Inmigró a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Me dice que antes de ser elotero trabajaba para una empresa, pero un día lo despidieron sin previo aviso.
“Tenía 250 para pagar una renta de 950. Imagínese. Pedí prestado y le dije a mi esposa, vamos a vender elotes por la calle para completar”, cuenta.
“Compré todo de la tienda de 99 centavos. No sabía ni poner la mantequilla y los palos se me quebraban cuando quería ponerlos en el elote”, agrega y se suelta riendo.
Así comenzó su negocio y poco a poco se fue dando a conocer hasta que alguien le puso “Elote Man”.
“Ese nombre no lo escogí yo… póngale que no me agrada mucho, pero tampoco me molesta”.
Elote Man
Koreatown
4005 W. 3rd St.
Los Angeles, CA 90022
Horas: 5:30-10 PM Viernes: cerrado
Para llegar puedes usar las líneas del autobús 206, 16 y 316
Para rutas alternas visita metro.net
Categories: Antojitos por Metro