Latinos en Metro: Sandra Romero es operadora de la Gold Line  

Fotos:Marilú Meza

A simple vista Sandra Romero es una joven menudita y hasta puede parecer petite, pero su fuerza la lleva arriba del volante, sobre todo cuando va al mando de uno de los trenes de Metro Gold Line.

Romero es operadora del tren y aunque se ve pequeña cuenta que su fortaleza la lleva en la mente, siempre alerta ante cualquier eventualidad.

“En este trabajo tienes que estar bien despierta y tener buenos reflejos porque llevas cargando la vida de otras personas”, cuenta. “Si tienes problemas tienes que dejarlos en casa… aquí no puedes trabajar con problemas”, agrega.

Conducir un tren puede resultar ya de por sí demasiado estresante y más aún si se descompone cargado de pasajeros o se atraviesa algún conductor o persona imprudente.

Sin embargo, esos nervios se balancean cuando ves la sonrisa de un niño que se emociona cuando ve el tren y viene a saludarte… todo eso aunado a que nadie te molesta.

“Aquí nadie anda detrás de ti presionándote ni tampoco molestándote mientras hagas bien tu trabajo. Me gusta mucho ser operadora del tren”, expresa con una sonrisa en los labios.

La operadora tiene 10 años trabajando en Metro, pero no comenzó su carrera en la agencia en el tren sino en el autobús.

Ocho años condujo autobuses de la división 15.

Su llegada a Metro fue para superarse. Cuenta que en aquel entonces su madre y su hermano se mudaron a otro estado. Ella decidió seguir estudiando en California.  Tenía 19 años y tomaba clases en East Los Angeles College para ser enfermera.

“Estudiaba y trabajaba… era muy pesado para mí sola”, comenta.

Antes de Metro trabajó para una empresa recolectora de dinero y siempre andaba armada.

“Trabajaba en un camión blindado y al mismo tiempo estudiaba”, agrega, pero en Metro vio mejores oportunidades y, sobre todo, un mejor salario.

“Vi el anuncio que buscaban choferes en el periódico y la verdad no lo pensé mucho”, comenta.

Aún recuerda su primera vez en el autobús… fue “inolvidable”.

“Me asusté.  Se me hacía bien grande el camión. Ya tenía experiencia   con vehículos pesados por el camión blindando, pero no deja de ser intimidante. Después por la gente, unas personas son muy amables, pero otras no te quieren para nada”, cuenta y suelta la carcajada.

Foto:Cortesía Sandra Romero

Romero llegó a Estados Unidos cuando apenas tenía 9 años proveniente de El Salvador.  Su madre, su hermano y ella salieron del Pulgarcito de América huyendo de la violencia que impera en ese país centroamericano y en busca de una vida mejor.  La familia se estableció en Huntington Park y luego ella vivió sola en Sur Centro de Los Angeles, donde también enfrentó otro tipo de violencia.

“Ves tantas cosas que dices: ‘no quiero esa vida para mi’, cuenta agregando que las balaceras eran el pan de cada día en ese lugar.

En Metro encontró más oportunidades.  Con orgullo dice que gracias a su trabajo pudo comprarse un condominio. Ahora vive en el Valle una vida muy tranquila.

Foto: Cortesía Sandra Romero

En su tiempo libre, le gusta ir al gimnasio y su figura muestra las horas que pasa ejercitando. Me cuenta que uno de sus más grandes temores era posar y hablar en público y hace poco venció ere miedo al participar en una competencia de fitness.  Eso le ha ganado seguridad en si misma y ya hasta ha participado en sesiones de modelaje. Otro de sus pasatiempos es viajar a distintas partes del mundo.

En Metro busca superarse. Cuando tiene oportunidad toma clases pues le gustaría llegar a ser supervisora.