
Fotos:Cortesía Marcelo Ahumada
Marcelo Ahumada tiene 20 años trabajando en Metro. Comenzó como operador de autobuses y luego se hizo supervisor. Ahora es supervisor de operaciones de transporte en el departamento de instrucción. Es entrenador de manejo de los nuevos operadores de autobuses y también es examinador del Departamento de Motores y Vehículos (DMV), lo que significa que otorga licencias de conducir comerciales a los choferes que han pasado el examen.
Sin embargo, su entusiasmo por mejorar el proceso de entrenamiento de los nuevos operadores lo impulsó a crear una clase que enseña “cómo tratar a la gente” para mejorar la relación entre operadores y pasajeros.
“Tiene varios componentes como servicio al cliente, cómo manejar el estrés, cómo lidiar con situaciones difíciles, entre otras cosas. Vamos a mostrar videos de situaciones y las maneras para resolverlas”, explica Marcelo con entusiasmo.
El programa Elite Transit Ambassador será incorporado en las próximas semanas al proceso de entrenamiento de los nuevos choferes y otro personal de operaciones de la empresa.
“El entrenamiento está enfocado en enseñar a los empleados a ser profesionales del volante, que es la meta, pero en mi opinión algunas veces la parte difícil no es manejar sino lidiar con la gente”, considera Ahumada, quien tiene amplia experiencia en servicio al cliente.
Marcelo es argentino de nacimiento, está por terminar su carrera de psicología en la Universidad de La Verne y es piloto de profesión. Le apasiona volar aviones. Por mucho tiempo fue instructor de vuelo. Enseñar es algo que le gusta mucho por eso disfrutar su trabajo en la agencia de transporte.
“Ahora lo que más me gusta es que me han dado la oportunidad de hacer este proyecto porque sé que la información que vamos a compartir es algo que va ayudar mucho, sobre todo a los choferes”, comenta.
Marcelo inmigró a Estados Unidos con su familia justo cuando había terminado la escuela preparatoria. Tenía noción del inglés, pero no lo dominaba. No obstante, sabía que si quería llegar a ser alguien en este país tenía que aprender el idioma de manera fluida.
“Sabía que iba a tener más oportunidades si aprendía bien el idioma y me dediqué a estudiar”, platica.
Además de volar aviones, a Marcelo le gusta pasar tiempo con su familia. Tiene un matrimonio de 28 años y tres hijos universitarios, que casi siempre están ocupados en su propias vidas.
“Trato de coordinarlos para pasar tiempo juntos, siempre hemos sido muy cercanos”, comenta.
También disfruta viajar e incluso acaba de regresar de unas vacaciones por Cancún,
En Metro lo que más esperaba es llevar a cabo su proyecto y hacer una diferencia cuando enseña a los futuros operadores de autobuses.
“Llegan sin ninguna experiencia y cuando se gradúan con su licencia es como si les das un trabajo. Uno ve ese proceso de transformación y eso me hace sentir bien”, expresa.
Profesionalmente dice que está abierto a distintas posibilidades y tal vez subir a otro puesto más alto en Metro, pero por el momento está a gusto donde se encuentra.
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