Bloomberg publicó un artículo que indica que, por primera vez en 40 años, las plantas de energía ya no son la mayor fuente de contaminación de gases de efecto invernadero en Estados Unidos. Esa dudosa distinción ahora pertenece al sector del transporte: automóviles, camiones, aviones, trenes y barcos.
La gran reversión no ocurrió porque las emisiones de transporte han ido en aumento. De hecho, desde el año 2000, el país ha experimentado el tramo más plano de contaminación relacionada con el transporte en el mantenimiento de registros modernos, según datos compilados por la Administración de Información de Energía de EE. UU. El gran cambio provino por la limpieza de la red eléctrica de Estados Unidos.
Según el artículo, el uso de electricidad en los EEUU no ha disminuido mucho en la última década, pero se está generando a partir de fuentes más limpias. Una disminución dramática del carbón, el combustible más sucio, es el principal responsable de la caída de las emisiones. El poder del carbón se ha reducido en más de un tercio en la última década, según el EIA, mientras que el gas natural más limpio ha aumentado más del 60%. La energía eólica y solar también están absorbiendo cada vez más gases de efecto invernadero de la producción de electricidad de los EEUU.
Estas son buenas noticias, y no solo porque las emisiones de dióxido de carbono son las que más contribuyen al cambio climático global. El cambio a una energía más limpia también tiene mejoras locales inmediatas para la salud al reducir la carga del asma, el cáncer y las enfermedades cardíacas.
El sector del transporte también está entrando en un período crítico de reforma. Los automóviles son cada vez más eficientes gracias a las agresivas normas de contaminación aprobadas por el presidente Barack Obama, pero eso hasta ahora ha sido compensado por el creciente apetito de los estadounidenses por camionetas SUV, crossovers y camionetas. Incluso las políticas de aire limpio de la nación podrían cambiar pronto. La administración de Trump está considerando revocar los estándares más estrictos de eficiencia de combustible, que entrarán en vigencia a principios de la década de 2020.
Por otro lado, las inversiones en automóviles eléctricos pueden comenzar pronto a afectar al sector del transporte, del mismo modo que la energía eólica y solar cambiaron al sector de la energía: bajando la curva de la contaminación. El precio de los paquetes de baterías ha caído en picada un 8 % anual, según Bloomberg New Energy Finance, y ahora se prevé que los automóviles eléctricos sean más baratos, más confiables y más convenientes que sus equivalentes a gasolina en todo el mundo a mediados de la década de 2020.
Cuando la electrificación de la flota automotriz de EEUU comience en serio, la contaminación de los dos principales sectores energéticos, la electricidad y el transporte, puede finalmente converger.
Aquí, el enlace a la nota completa:
America crowns a new pollution king: transportation (Bloomberg)
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