Araceli Delgado solo quiere un regalo esta Navidad. Su único deseo es que su hija enferma pueda ser dada de alta del hospital y por primera vez llevarla a casa.
“Nunca ha vivido con nosotros, nunca la he tenido conmigo porque padece de problemas respiratorios, pero tengo fe que muy pronto vamos a vivir todos juntos como debería de haber sido desde que llegó al mundo”, dice Delgado.
Su hija tiene siete años y desde que nació ha vivido en el hospital All Saints Health Center en North Hollywood. Son los mismos siete años que la joven madre ha recorrido en transporte público desde el Sur Centro de Los Ángeles hasta ese nosocomio a visitar a su pequeña por lo menos dos veces a la semana. Tarda alrededor de dos horas en llegar.
Su recorrido comienza luego que deja a su hija mayor en la escuela, a eso de las 8 de la mañana, para luego abordar Metro Blue Line rumbo a la Estación 7th Street/Metro Center, donde transborda a Metro Red Line hasta la parada de la Estación Noho. Ahí utiliza la línea de autobuses 224 que la deja en el hospital, donde también toma clases que la preparan para cuidar a su hija desde su casa.
“Estoy terminando mis clases para ser enfermera. Si Dios quiere para abril, mi hija ya va a estar en casa”, expresa la madre con entusiasmo.
Araceli tiene dos hijas. La mayor, Camila tiene 10 años y Natally. A la joven se le nublan los ojos al recordar el duro embarazo que vivió con esta última a consecuencia de una diabetes. A los 17 años le detectaron diabetes juvenil. Su problema de salud fue ocasionado por obesidad. Cuenta que comenzó a subir considerablemente de peso. Llegó a pesar 183 libras durante la adolescencia.
“Mi doctora me dijo que si perdía peso mi azúcar iba a estar controlada y no tenía que tomar medicina ni inyecciones y seguí sus instrucciones. Hasta ahora no me inyecto ni tampoco tomo medicina y perdí 60 libras”, platica.
Sin embargo, su condición de salud sí tuvo consecuencias cuando se embarazó de su segunda hija.
“Desde el principio supe que ella venía con problemas en las piernas, sin el hueso fémur”, dice. Lo que no sabía era que nacería prematura… a los seis meses de gestación, que venía con problemas respiratorios, escoliosis y otras complicaciones.
“Ella tiene una traqueotomía. Un tubo que le permite respirar”, explica.
Para Araceli ha sido muy difícil lidiar con la enfermedad de su niña, no solo por su condición sino también porque no ha tenido la experiencia de vivir a su lado, de conocerla mejor, de convivir con ella. Solo en emergencias le permiten quedarse junto a su pequeña.
No obstante, su situación pronto cambiará con las clases de enfermería que toma para aprender a cuidarla ella misma.
“Tengo que cambiarle el tubo de la tráquea cada mes y eso estoy aprendiendo ahora”, comenta.
Su sueño es que su pequeño amor ya viva a su lado. Natally tiene problemas físicos, pero de su mente está perfectamente bien y constantemente le pide que la lleve a vivir con ella.
“Mentalmente está bien. El problema más fuerte es el respiratorio. Ella me dice que ya quiere irse conmigo”, platica.
Las buenas noticias son que su doctora le ha dicho que la menor está lista para irse a casa y que solo es cuestión de semanas para que la den de alta. Además, está en proceso para que le pongan una prótesis y de esa manera podrá caminar pronto.
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