Latinos en Metro: Ramona “Mona” Escareño es un ejemplo de fortaleza en Metro

Fotos: Cortesia Ramona Escareño

Los que conocen a Ramona Escareño saben que es una mujer que ha sobrellevado muchos retos en su vida. El más reciente fue un cáncer que la atacó, pero ni en sus momentos más difíciles se ha dejado caer. Con el solo sonido de su voz, transmite entusiasmo y positivismo y eso es lo que quiere difundir a sus compañeros y subordinados en Metro.

“La gente me pregunta: ‘¿Cómo es que siempre estás contenta?’ y yo les contesto que ‘estoy feliz de estar viva’”, expresa “Mona”, como le dicen de cariño sus amigos.

Escareño tiene toda una trayectoria trabajando en la agencia. Para ser exactos, 35 años. Su entrada a Metro fue de pura casualidad. En aquel tiempo se encontraba trabajando para una agencia en un empleo temporal en el centro de Los Ángeles y en una ocasión vio una línea muy larga y preguntó “¿Para qué es esta fila?”

“Me dijeron que era para trabajar con Metro… solicité un puesto y me lo dieron”, recuerda.

“Mona” comenzó como agente de servicio al cliente, donde estuvo por siete años; Luego fue inspectora encubierta de servicio donde se encargaba de inspeccionar el servicio que daban los operadores a los pasajeros. Ese departamento fue eliminado en 1995 y perdió su trabajo.

Sin embrago, no habían pasado ni tres meses cuando fue llamada de nuevo y comenzó a laborar en el departamento de Call Circuit Television (CCTV) Observer, donde se ha ganado el puesto de supervisora.

En este departamento se encuentra su equipo de 28 empleados, quienes se encargan de vigilar las cámaras de seguridad de todas las estaciones de trenes. De ese departamento también salen los anuncios cuando los trenes están retrasados o cuando ocurre alguna eventualidad en el sistema.

“Es un trabajo súper interesante. Me gusta mucho y ya me voy a quedar aquí”, dice “Mona”.

Entre sus labores se encuentran supervisar al equipo, asegurarse que las cámaras estén siendo monitoreadas, que se contesten las llamadas de ayuda para los pasajeros y hacer reportes de lo ocurrido durante el día.

“Hay muchas cámaras. Puede ser muy estresante porque a veces también lidiamos con pasajeros suicidas y tenemos que ayudarlos”, platica Escareño, siempre en tono entusiasta.

Lo que más le gusta de su trabajo es el ambiente laboral. Siente que es como una gran familia, donde todos se ayudan mutuamente. Además, se siente muy complacida con su trabajo.

“Mona” aprovecha su tiempo libre para ponerse al tanto de los deportes por la televisión, ya sea basquetbol, béisbol o fútbol. También le gusta salir con sus amigos, pero sobre todo disfrutar la vida intensamente.

“Es una vida muy buena.  No puedo quejarme”, dice.

La supervisora también es amante de los animales.  En casa tiene dos tortugas que son su familia.

“Todos los animales son regalos de Dios y tenemos que cuidarlos”, comenta.

En Metro espera retirarse en unos dos años y medio, disfrutar su pensión, viajar y ser voluntaria en el Hospital de Niños y en el refugio para animales.