Por Steve Hymon
Uno de los argumentos más frecuentes para construir obras de transporte público, en particular trenes, es que ayudarán a reducir la polución y los gases invernadero que contribuyen al cambio climático. El cuadro de arriba pertenece a un reporte de la Administración Federal de Transporte (FTA), actualizado en 2010, que compara el impacto del transporte público con el de los autos. Aunque en algunos círculos esto permanece como un asunto en disputa (la mayoría son críticos de los trenes de pasajeros), la FTA revela que el transporte público es el ganador claro.
La comparación entre las emisiones de autos y las del transporte público no siempre es clara por el número de variables involucradas. Esto nos lleva a un nuevo estudio de varios investigadores de UCLA que exploran de manera profunda el tema al comparar la Línea Naranja y la Línea Dorada con automóviles en el Sur de California. El estudio fue publicado por Environmental Research Letters y se encuentra abajo.
La investigación descubrió que tanto a corto como largo plazo la Línea Naranja y la Línea Dorada producen menos contaminación y gases invernadero que el promedio de autos que se manejan en el condado de L.A. Además, la Línea Dorada y la Línea Naranja usan en general menos energía que los autos y crean a largo plazo menos partículas que los carros, aunque la Línea Dorada produce actualmente casi lo mismo que los autos. Esto se debe principalmente a que la electricidad proviene de plantas de carbón utilizadas por el Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles.
Aquí, cuatro puntos importantes del nuevo estudio:
•Se espera que tanto los autos como el transporte público contaminen menos con el tiempo debido al incremento en el rendimiento de millas por galón de gasolina para los autos y a que el transporte público dependerá más de energías limpias como la solar, la eólica, y el gas natural.
•La construcción de proyectos de transporte público permanece como un gran reto porque implica actividades como vaciar el concreto y usar equipo pesado que tienen como consecuencia una alta emisión de gases invernadero y otros contaminantes. Puede tomar años, si no es que décadas, para que el transporte público compense el gran costo que causa en términos de emisión de contaminantes.
•Los vehículos de transporte público pasan menos tiempo estacionados que los particulares, que permanecen 95% del tiempo sin moverse. Esto significa que la energía y emisiones necesarias para manufacturar, transportar y estacionar vehículos de transporte público se distribuyen entre muchos más pasajeros por milla y horas de operación.
•El transporte público necesita que del 20 al 30 % de sus pasajeros dejen sus autos para que tenga menos impacto que éstos. Como dice el estudio, “entre más grande sea el cambio, más rápida será la compensación” en lo que se refiere a metas ambientales.

Convencer a la gente que deje sus autos y use el transporte público es esencial para reducir la congestión y la contaminación. Foto de la Línea Expo: Steve Hymon/Metro.
El último punto es crucial para los legisladores. Para decirlo de otra forma: si las agencias de transporte y los políticos quieren proyectos que verdaderamente mejoren la calidad del aire, tienen que construir obras que atraigan a los conductores y los convenzan de dejar sus autos.
Siempre es difícil competir con la conveniencia del automóvil, pero se puede hacer si se construyen proyectos que hagan paradas donde la gente quiere ir, que les faciliten llegar a las estaciones por carro, a pie o en bicicleta y que el servicio sea rápido y pase con suficiente frecuencia.
Otro punto: a principios de este mes se reportó que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera probablemente no habían estado tan altos en los pasados tres millones de años. El dióxido de carbono es el principal gas invernadero y se produce al quemar combustibles fósiles para actividades como el transporte, la calefacción y la construcción. Me parece que las agencias de transporte en e mundo, muchas de las cuales tienen motivaciones políticas, podrían vender la idea del transporte público como una forma de ayudar a la gente a hacer una diferencia en lo que se refiere al cambio climático.
Hasta aquí el sermón. El enlace del estudio está al final. Aplausos a Mikhail Chester, Stephanie Pincetl, Zoe Elizabeth, William Eisenstein y Juan Matute por el estudio. Finalmente, Metro difunde cada año un reporte de sustentabilidad que detalla sus esfuerzo para reducir los gases invernadero en sus vehículos e instalaciones. Metro redujo sus emisiones de estos gases 5% entre 2007 y 2011, el último año en que hay cifras disponibles para el público.
http://www.scribd.com/doc/142093378/Infrastructure-and-automobile-shifts”
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