Viaja en Metro a visitar la exhibición Picasso y Rivera en LACMA

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Una relación extraordinaria es la que había entre Pablo Picasso y Diego Rivera y claramente se ve reflejada en la exhibición Picasso y Rivera: Conversaciones a través del tiempo que alberga el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles.

La galería, que muestra 100 pinturas y escritos de ambos artistas, compara las trayectorias de Picasso y Rivera desde el inicio de sus carreras a los 12 años, hasta la era del cubismo y su entendimiento por el arte antiguo, que ambos aplicaron con gran similitud en sus obras de arte.

Diana Magaloni,  co-curadora de la exposición, que también es parte del Museo de Bellas Artes de la Ciudad de México, me explicó que los dos artistas fueron grandes amigos  los años 1914 y 1915, época del cubismo en París.  Ambos fueron excelentes exponentes del cubismo e incluso Picasso fue mentor del mexicano.

Los dos también reflejaron en sus obras los estragos de la guerra y  las estructuras de las artes de la antigüedad como objetos greco-romanos, ibéricos y aztecas.

Siempre pensé que las obras de arte de estos dos famosos pintores eran muy diferentes e incluso en sus puntos de vista. Después de todo, Rivera era mexicano y Picasso europeo, pero al recorrer las galerías puedes darte cuenta de la similitud de su trabajo a pesar de haber sido realizado en tiempos, países y situaciones diferentes. Es como si pensaran de la misma manera.

“Hemos analizados varios artistas de esta época y ninguno coincide con el trabajo de estos artistas”, dijo la experta.

A íi me sorprendió descubrir que tienen el mismo principio estético. Por ejemplo, en el cuadro de Rivera “Día de Flores” puedes ver a dos mujeres indígenas de rodillas frente al vendedor de flores sentado en la misma posición.  A simple vista es un lindo cuadro mexicano, pero va más allá.  Aquí el artista incorpora el pasado al presente  pues se inspiró en las figuras de Chalchiuhtlicue (diosas del agua aztecas ) para definir a las indígenas y la posición que tienen de rodillas.

Picasso también hizo lo mismo en su trabajo “Tres Mujeres en la Fuente”, donde define con el pincel a las mujeres con los rasgos de las diosas griegas, iguales a las esculturas de la antigua Grecia y Roma.

“Rivera usaba la estética del antiguo pueblo de México y Picasso usaba su influencia griega. Los dos pensaron en lo mismo de cómo usar el pasado de esa forma para traerlo al presente”, explicó.

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Conforme vas recorriendo los pasillos de la galería te das cuenta de otras obras de arte de los artistas, no iguales, pero con gran similitud.

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Los maestros de arte eran grandes amigos, pero dejaron de frecuentarse tras una diferencia por la pintura “Paisaje Zapatista”, allá por el año 1915; luego Rivera se mudó a México y según Magaloni, jamás volvieron a verse, pero el cariño que ambos se tenían duró para toda la vida.  Un cuadro, que el mexicano menciona en su biografía y que curadores no podían encontrar por todo el planeta, fue descubierto en la casa del español.

“Un nieto de Picasso dijo que tenía un cuadro de Diego Rivera que su abuelo conservó toda la vida.  Es parte de su colección privada y el hecho de que Picasso guardara este cuadro y que nunca se deshiciera de él, ni lo vendiera muestra el afecto que le tenía”, indicó la experta.

Agregó que Rivera también conservó una fotografía que Picasso le mandó con dedicatoria.

“Amigo estamos en todo de acuerdo”, dice la imagen que se expone en el Museo de Frida Kahlo

La exhibición estará hasta el 7 de mayo y tiene un costo adicional de $25 dólares a la entrada general a LACMA.

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Go Metro:

LACMA está localizado en el 5905 Wilshire Boulevard in Los Ángeles. Toma el Metro Rapid 720 a Wilshire Boulevard y Fairfax Avenue.

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